Si durante un taller he conseguido unirme con los corazones de los amigos y empezar a hablar no con palabras formales, sino hablar directamente de un corazón a otro, entonces no necesito mantenerme en el mismo estado todo el día, hasta el próximo taller. Debo guardar dentro de mí la sensación de que nuestros corazones están unidos y no apartarme de ellos, sino intentar todo el tiempo encontrar un deseo común cada vez más cálido, entrelazado, fuerte, en el cual nosotros estamos unimos en un todo e intentamos revelar al Único, al Creador.
En este estado debemos permanecer siempre, de tal manera que el taller no acabe nunca.
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De la 1° parte de la Lección diaria de Cabalá del 1/16/14, Taller