El trabajo interno del cabalista, 24.05.2010

laitman_2009-07_0170[1]El hombre le encontró vagando por el campo y le pregunto: ”¿Qué buscas?” Le respondió: “Busco a mis hermanos, ¿dime dónde están?”.

El hombre que se pierde en el camino, que se ha perdido en este campo de la vida, no puede seguir viviendo así. Él busca ayuda y a personas semejantes a él, a sus hermanos.

Él siente que debe encontrar otro camino, no en el plano terrenal existiendo como un animal, sino subiendo por encima de esta vida al nivel de hombre.

Por eso busca a aquellos que son pastores, o sea, los que gobiernan a sus animales. Quiere unirse a ellos para que se conviertan en sus hermanos y le enseñen como ser un pastor, como subir por encima de su propio animal.

“El campo” (el deseo) significa el sitio en el que tienen que crecer los “regalos de la tierra”, los resultados de la vida. En el campo se pastan “los animales”, personas que no tienen una meta superior, los que viven solamente aquí y ahora.

Pero ¿cómo puedo encontrar el camino y llegar a ser “hombre” para obtener “el pan” (las fuerzas espirituales y el conocimiento) “del campo” y darle “el alimento” (la vida superior) a todo el mundo?

El hombre llora por el animal interior del cual debe librarse y subir al nivel espiritual. Para eso le es necesario un gran apoyo. El apoyo le permite sujetarse más a lo espiritual que a lo material que lo jala hacia abajo.

Por eso yo, por mi libre elección, entro en un grupo cabalista, donde rige el amor a los amigos, entendiendo que no podre progresar sin ellos.

El amor es cuando cada uno siente que el grupo es más importante que él mismo, es más importante que su “burro”. El grupo es su “hombre”. Y con su ayuda puede llegar a la fusión con el Creador, ser semejante a Él. Todo esto con la condición de que se entregue a sí mismo al grupo para recibir de él las fuerzas y poder subir sobre su burro, al nivel del hombre.

La Luz que llega a través del grupo crea en mí a este hombre. El grupo se convierte en mi “cuerpo” y la Luz que lo llena en la Luz de vida. La única manera de lograr esto es el amor a mis amigos, cuando los amo más que a mí mismo. Porque ellos son mi alma, sus partes, y yo soy sólo un “burro”, mi material. De esta manera, apoyando uno al otro, podemos hacernos hombres.

Las fuerzas que impiden tu unión con los amigos se llaman “exilio”. Sentimos este exilio si queremos unirnos con el grupo y no podemos, porque dentro esta el Paró y él gobierna el pueblo de Israel en mí. Y debido a que nos esforzamos en el amor por los amigos, seremos dignos de salir del exilio y recibir la Torá, la misma fuerza que nos unirá.

Toda la historia del pueblo de Israel en Egipto y luego, su peregrinaje en el desierto, es un relato sobre las etapas de la corrección del hombre. De la primera etapa, de su inicial punto espiritual, hasta el logro del deseo “Israel” (directo al Creador), la tierra de Israel.

(Extracto de la lección según el artículo La necesidad del amor por los amigos de Rabash, correspondiente al 24 de mayo 2010).

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