Empezar desde cero

El trabajo espiritual comienza con limitación. Una persona es un dispositivo para medir al Creador y como cualquier dispositivo, debe calibrarse. Por lo tanto, primero debe posicionarse en cero y a partir de este cero, ya puede comenzar a estudiar, medir estados y avanzar. Cero es el comienzo de la escalera espiritual y sin ella, no sabríamos dónde estamos: arriba o abajo, en menos o en más.

Sin embargo, el hombre no está de acuerdo con esta calibración, nuestro egoísmo rechaza la anulación, no quiere escuchar sobre esto. Después de todo, ya estamos en el mejor estado, en el mundo del infinito, al final de la corrección—nada cambia excepto nuestros deseos y pensamientos, es decir, las sensaciones internas que nos ocultan la Luz infinita en la que estamos inmersos.

Por eso nos es tan difícil aceptar la auto-anulación, pero es necesaria. Cero es la verdad absoluta. Es decir, siempre tengo que anularme, entendiendo que no puedo evaluar nada de acuerdo con mis deseos y sentimientos. Estoy en el océano de Luz superior, bajo su influencia y anuló completamente mi evaluación de ella. Después de todo, no tengo sentimientos ni comprensión correctos y por lo tanto, no quiero juzgar de ninguna manera: ni buena ni mala. Me separo de mi «Yo» dentro de la Luz superior y me esfuerzo por llegar a ser como sus cualidades, para revelar su sensación correcta.1

Antes de usar escalas, deben calibrarse colocando la flecha en cero. Exactamente de la misma manera que tengo que calibrarme; de lo contrario no podré verificar si estoy en equivalencia con las cualidades del Creador. En primer lugar, necesito la definición precisa del Creador como el bien absoluto que me brinda el mundo del infinito, el estado del fin de la corrección, la Luz que llena todo el universo.

Intento acercarme más a esta percepción y determinar si soy diferente o me parezco a ella, si estoy arriba o abajo de ella. Pero antes que nada, necesito anularme a cero. Como si hubiera dos escalas separadas de las que quito todo mi peso y primero quiero equilibrar la flecha en cero. Sé que en una bandeja es el bien absoluto. Ahora pongo mi egoísmo en la otra bandeja como si ya hubiera sido corregido y verifico mi similitud con la Luz superior. Así, constantemente me corrijo y asciendo a través de los grados espirituales.

En primer lugar, me imagino dentro de la Luz superior blanca: No hay nada más que el Creador, bueno y benévolo. Ahora puedo comenzar a acercarme a Él, averiguar qué cambios debo hacer dentro de mí, cómo restringir mi corazón y mi mente para no ser un disturbio para la luz blanca. En la medida en que no perturbo la Luz, comienzo a entrar en Él, pasando por los estados de gestación, lactancia y edad adulta (Ibur, Yenika y Mojin), hasta que me incluyo completamente en la Luz y llego al final de la corrección.

Me separo de mi «yo» como si no existiera y corto mis deseos y pensamientos para sentirme dentro de la luz blanca, excluyo cualquier interferencia de mi egoísmo. Si me anulo por completo, puedo estar seguro de no caerme, porque es imposible caerse del piso—es el punto más bajo y más seguro. Igual que un bebé se sienta inmediatamente en el suelo cuando pierde el equilibrio. Así puede estar seguro de que no caerá.2

Si no estoy contento con mis estados y quiero cambios, es lujo. Estoy agregando mi deseo de disfrutar que oscurece la espiritualidad y solo siento el mundo corporal.3

La primera calibración es excluir mi interferencia con la Luz blanca y no permitir que mi deseo de recibir despierte. Quiero anularme completamente para no ser una perturbación para la Luz superior, como una gota de semen en la madre. Como si no tuviera ningún deseo ni pensamiento, los canceló todos ante la Luz blanca.

No me importa lo que siento, me anuló ante todo lo que recibo del Creador que es bueno para todos: para los malvados, para los justos e incluso para mí. En todo momento, sólo el bien absoluto viene de él. Lo único que me falta es revelar que ahora estoy recibiendo el infinito, el final de la corrección, el bien absoluto.

Si calibro mis deseos correctamente, estoy en el mejor estado posible ahora mismo. No hay duda de que de arriba recibo bien absoluto y ahora solo debo lograr equivalencia aquí abajo.4

Intenta calibrarte y no tener tu propia mente y sentimientos—todo viene del Creador. Todos mis pensamientos y sensaciones, todo en mí es enviado por el Creador. Si estoy preparado para mantenerme en ese estado, significa que me estoy convirtiendo en embrión espiritual.5

Mi egoísmo siempre está tratando de levantar la cabeza y exigir comprensión y sentimientos. Además, las perturbaciones externas vienen de todos lados y tengo que anularme constantemente en relación con ellas. Este es un trabajo dinámico; siempre debo permanecer en cero como si constantemente comprobara la dirección con una brújula, para no perderme.

En cada momento me calibro para que no me importe lo que me suceda. Permanezco en el centro de mis deseos y pensamientos como una araña en medio de la red y veo que ningún deseo ni pensamiento se escape. Es decir, me anulo a cero y desde ese momento ya puedo empezar a subir. El cero absoluto es el comienzo de la escalera espiritual.

Siento que me he anulado a mí mismo y la flecha de mi escala apunta exactamente a cero, es decir, no interfiero con el Creador para que influya en mí. Entonces digo que no hay nada más que El.  Después de todo, si mi flecha se mueve hacia más o hacia menos, esa no es la dirección hacia el Creador; significa que no me estoy anulando. Por lo tanto, para mantenerme en cero, tengo que trabajar constantemente. Todo el progreso futuro se basa en ello, cuando solo agregamos nuevos tipos de anulación.6

De la 1a parte de la lección diaria de Cabalá, 12/may/19, Escritos de Baal HaSulam, Shamati 53 “Acerca de la limitación”
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3 minuto 29:20
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