En memoria del éxodo de Egipto

Dr.Michael Laitman«¡Trabajé y hallé!» Yo trabajé significa que he construido una vasija espiritual. Hasta que no la han construido, ustedes no se ha esforzado lo suficiente, ni serán capaces de salir de Egipto.

Después de completar en Egipto el esfuerzo de ustedes, deben darle forma, lo cual es llamado la unión ante el Monte Sinaí. La esclavitud en Egipto ha endurecido nuestros corazones y no dejó que nos uniéramos. Después de la salida de Egipto, todo nuestro trabajo está dirigido hacia la unidad.

Nosotros queríamos hacer esto en Egipto, pero no se nos permitió puesto que la unidad ya es una vasija. Egipto es un estado en el que ustedes todavía se esfuerzan por escapar de su deseo egoísta, mientras que éste (que es llamado Faraón o la parte posterior del Creador) no les permite completar la construcción de su vasija.

Por el momento, el esfuerzo de ustedes no está presente, pero en el momento en que se acumule la plena medida, es decir que ustedes tengan suficientes sensaciones, comprensión y discernimientos claros con los que ya puedan sentir el siguiente nivel, entonces ustedes puede irse.

Sin embargo, aquello con lo que dejamos Egipto aún no es una vasija. Sólo ahora, después del éxodo de Egipto, podemos descubrir hasta qué punto nuestra vasija está incompleta puesto que carece del punto de unidad entre nosotros. Con el fin de unirnos, necesitamos la Luz que Reforma, la Torá. Después de la huida de la esclavitud de Egipto, nosotros estamos próximos a que se nos entregue la Torá y a recibirla.

Después de recibir la Torá, la Luz que Reforma que hay dentro de ella nos ayuda a unir nuestra vasija. En Egipto, nosotros no pudimos alcanzar la unidad. Fue el dominio de Egipto lo que no dejó que nos uniéramos. Ahora, sin embargo, podemos completar la construcción de nuestra vasija.

Entonces, mientras deambulamos por el desierto, pecaremos constantemente, una y otra vez, y corregiremos los pecados. Al corregirlos, diremos cada vez, «en memoria del éxodo de Egipto», puesto que todos los otros eventos se derivan de él, y en el desierto, gradualmente los corregimos.

El exilio en Egipto supuestamente duraría 400 años con el fin de alcanzar una vasija completa que posteriormente nosotros corregimos. No hay correcciones realizadas en Egipto. Sin embargo, con el fin de corregir el mal, nosotros debemos aclararlo cada vez como si reviviéramos el mismo dolor, el mismo estado.

Por lo tanto, deambular cuarenta años en el desierto es una cadena interminable de pecados. Sin embargo, en realidad no son pecados, sino la revelación del mal a una profundidad cada vez mayor, con el fin de corregirla. La preparación ello se hizo en Egipto, y así, nos recordamos constantemente a nosotros mismos, «¡en memoria del éxodo de Egipto!»
(96629)
De la 4º parte de la Lección diaria de Cabalá del 12/25/12, «La Sabiduría de la Cabalá y la filosofía»

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