Entrar por una puerta cerrada

En primer lugar, todos necesitan anularse. La primera condición para entrar a la decena es anularte hasta ser cero. Es como si la decena fuera una habitación detrás de una puerta cerrada y sólo hay un estrecho espacio entre la puerta y el piso por donde puedo arrastrarme hacia adentro. 

La puerta está cerrada, se puede entrar sólo por el resquicio. Así, entras al grupo sin ninguna condición ni reclamo. Si quiero entrar, debo anularme totalmente o me quedaré fuera. 

Si no anulo todos mis reclamos en la decena, no tengo nada qué hacer en ella. El que entra a la decena pasa a través del purgatorio, se limpia de todos sus reclamos y exigencias. Entra con una petición: ser aceptado en la decena. Está dispuesto a servir a sus amigos, pagarles, hacer lo que ellos quieran siempre y cuando lo acepten, no pone ninguna condición. De otra forma, la decena no puede siquiera ir hacia la meta de la creación. 

Se entra a la decena con el fin de anularse en la conexión con ella, de recibir las propiedades del Creador y seguir etapa por etapa: anularse más y más, conectarse más y más con la decena, para recibir las propiedades del Creador y ascender. Cuando se adhiere completamente a la decena, se llama amor por la creación y a partir de ahí, se llega al amor por el Creador.
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De la 1a parte de la lección diaria de Cabalá 16/dic/20 “Cerca del Creador durante el descenso”

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