Esperanzas perdidas

Hemos estado evolucionando de manera constante, añadiendo año tras año a nuestro desarrollo social, familiar, e interno. Pensamos que nuestros hijos vivirían mejor que nosotros y que en realidad la vida estaba mejorando cada vez más.

Hoy hemos perdido esa esperanza. Ya no hacemos planes para el futuro. Hemos entrado a una fase en que la humanidad no siente su futuro porque la naturaleza aparentemente nos empuja desde atrás y ya no se desarrollan nuestros deseos egoístas. Por el contrario, esos deseos egoístas con los que nos desarrollamos comienzan a cerrarse ahora: Los deseos de todos y cada uno de nosotros se vuelven dependientes de los otros. Este es un gran problema, y está siendo confirmado por un gran número de científicos.

Nunca antes sentimos que nosotros estábamos en garantía mutua, en un «efecto mariposa». Nunca sentimos que el mundo es global e integral. Nunca pensamos en ello. Pensábamos: «¡La interconexión es buena! Yo le venderé a él, él me venderá a mí, y haremos esto y aquello juntos con este y aquel». Es decir, sentí que podía usar la globalización de manera egoísta, que podía obtener algo de ello. Es bueno que el mundo se haya vuelto tan pequeño; es bueno que pueda volar a cualquier parte y hacer de todo….»

Y de pronto, ¡El mundo se volvió diferente! De pronto, está volviéndose claro que la globalización no se la lleva bien con el egoísmo, que comienza a presionar y a restringirme si no interactúo adecuadamente con ella. Esto es llamado una crisis.

¿Qué pasa? ¿Qué está sucediendo? Las personas siguen siendo personas. El dinero, la industria, los bienes, comida, todo es lo mismo ¿De qué se trata esta crisis? Se trata de nuestra disparidad con la nueva ley que ahora está siendo revelada.

(57647 – De la charla sobre la educación global del 9/4/2011)

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