El Zohar, Capítulo Lej Leja (Vete por ti), Ítem 356) “La ley del Señor es perfecta”, porque lo contiene todo. Bienaventurados son aquellos que se esfuerzan en la Torá y no se alejan de ella, pues cualquiera que se aleje de la Torá no fuera más que por una hora, es como si se hubiera aleja de la vida en el mundo. Y está escrito, “Ella es tu vida y la duración de tus días”, y está escrito, “Ellos te añadirán duración de días y años de vida y paz”.
En la sabiduría de la Cabalá, estudiamos dos componentes de la creación: la Luz y el deseo. La Luz impacta en el deseo, mientras que el deseo es un mero resultado del impacto de la Luz sobre él, como está escrito, » la Luz mueve los deseos».
La Luz universal llamada «El Creador» (Kadosh-Baruj-Hu), la Luz del Infinito, guía la total evolución del deseo a través de varios estados, paso a paso, en un orden de causa y efecto hasta la equivalencia con el Yo. Esto es así hasta que el deseo, a pesar que fue creado como «existencia de la ausencia», alcanza la misma condición que la Luz, «existencia de la existencia».
Las acciones tomadas por el deseo de recibir placer, mientras progresa en los distintos estados hacia la meta (equivalencia de forma con el Creador, el atributo de otorgamiento) son llamadas «discernimientos», «correcciones», «llenados», cuyo propósito es las “adhesiones» (Zivugim). La «Adhesión» significa parcial o completa (al final de todas las correcciones) equivalencia de forma con la Luz. Durante estas adhesiones, se manifiesta la unión entre el «deseo de recibir para otorgar» y la Luz, el atributo de otorgamiento.
Todas nuestras acciones son llamadas trabajo espiritual, durante el cual nuestro deseo con la ayuda de la intención de otorgar alcanza al menos alguna equivalencia de forma con la Luz, adhesión parcial con ella, hasta que tales acciones llegan a la más elevada adhesión llamada la completa corrección.
(De la segunda parte de la lección diaria de Cabalá del 5 de agosto de 2010 sobre El Zohar.)