Hambre dentro de la abundancia

Los judíos habrían permanecido como esclavos del ego para siempre porque vivían muy bien en Egipto, estaban saciados y disfrutaban de la vida. Pero luego, el Creador cambió su deseo y comenzaron a preguntar: «¿Para qué vivimos? ¿Para qué es la vida? ¿Cuál es su propósito?»

La gente cambió, tal como está sucediendo ahora. De hecho, ¿qué más podríamos querer? El mundo puede dar a todos en abundancia, pero estropeamos todo. Como si lo estuviéramos haciendo nosotros mismos, pero en realidad es el gobierno superior trabajando en nosotros, corrompiéndonos, no permitiendo que disfrutemos de la vida. Podríamos tener hijos y disfrutar de nuestras familias. Si hace cien años hubiéramos tenido las oportunidades que se tienen hoy, lo habríamos considerado el paraíso, ¿por qué no estamos satisfechos? Esto es lo que significa «El rey de Egipto murió».

El antiguo deseo egoísta, en el que disfrutamos la vida, la familia, los niños, las vacaciones y la salud, murió. La vida dejó de darnos satisfacción.

El deseo de placer creció, no en cantidad, sino en calidad y exige una satisfacción nueva y superior. Tenemos a disposición manjares, viajes, pero esto no significa nada. Muchos están deprimidos, usan drogas e incluso quieren terminar con su vida, la cantidad de suicidios está creciendo o alguien compra armas y comienza a disparar a todos indiscriminadamente.

¿De dónde viene esto? Viene del Creador. Él arruina nuestro deseo de placer y envenena nuestra existencia. No podemos cumplir nuestro deseo y sentimos que la muerte es mejor que una vida así.

Antes que nada, debemos entender que esto viene de arriba, de acuerdo con el programa del desarrollo de la naturaleza. No podemos resistirlo, ni compensar de ninguna manera para arreglar la situación. Ningún tranquilizante puede ayudar a suavizar el golpe de » el rey de Egipto murió».

Los judíos trabajaron notablemente bien durante los «siete años de saciedad» y se sentían satisfechos. ¿Crees que durante los «siete años de hambruna» hubo menos comida? Había la misma cantidad de todo, pero sentían que no tenían nada y había hambre. No había nada con lo que pudieran satisfacer su deseo de recibir, como en el mundo de hoy*

El deseo de recibir es una máquina. Tienes una deficiencia y haces todo lo posible por satisfacerla. Del lado de la creación en el deseo de recibir no hay libre albedrío. Funciona como autómata, de acuerdo con los datos ingresados.

Pero el Creador quiere llevarnos al punto de actuar por nuestra cuenta, de forma independiente. Esto sólo es posible si la creación tiene dos fuerzas: las fuerzas de recepción y otorgamiento. Así, entre estas dos fuerzas, se puede construir la intención hacia el otorgamiento y trabajar por encima de nuestra naturaleza.

Sólo así existirá el ser creado; antes, simplemente no existe, porque es parte de la naturaleza: de los niveles inanimado, vegetal y animal. La reacción instintiva del deseo de recibir no se considera vida independiente.**

Si hace cincuenta años nuestros antepasados hubieran tenido lo que tenemos hoy, se habrían emocionado más de lo que pensamos. Sin embargo, hoy no estamos satisfechos con nuestra vida porque nuestro deseo de recibir ha cambiado; ya no se contenta con la satisfacción anterior. Y esto es progreso; parece que tenemos todo, pero no es suficiente.

Por eso los oligarcas están tan ansiosos por tener más ganancias, porque robar mil millones solo les da la satisfacción de cien dólares. No hay sensación de satisfacción.***

Es una bendición que no se anticipe la muerte, que sólo se piense en comida, sexo, familia, dinero, poder y conocimiento, ¿vale la pena preocuparse por esto, si tarde o temprano mueres?. Pero no se piensa en la muerte y esto significa que «el rey de Egipto murió» aún no ha sucedido. Incluso estando desesperado por el trabajo, aún se quiere regresar al estado anterior, como los judíos en el desierto que soñaban con regresar a Egipto.****

La esclavitud egipcia es un sentimiento de que la unidad egoísta ya no funciona.*****

De la 3a parte de la lección diaria de Cabalá 12/mar/18, Shamati 159 «Y vino a pasar en el curso de esos muchos días»
* (Minutos 3:25 – 8:04)
** (Minutos 12:51 – 14:48)
***(Minuto 15:11)
****(Minutos 17:50 – 18:35)
***** (Minuto 21:45)

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