Hay ejemplos a todo mi alrededor

En nuestra vida diaria, utilizamos constantemente ejemplos de lo que vemos a nuestro alrededor. En cualquier situación, al instante, de manera inconsciente o incluso conscientemente, yo veo una imagen de una película o algo más, y la recreo. Si no la hubiera visto, no podría imaginarla. Estaría en el nivel de un animal, sólo en el nivel de los instintos. Todo lo que esté más elevado que el instinto lo tomamos prestado del exterior, de la sociedad que nos rodea de la que extraemos los ejemplos.

Debemos darle a la persona ejemplos muy buenos, con el fin de que sepa en cada momento cómo actuar con el fin de ser llevada a la conexión con los demás, y solo eso. A ella se la debe proveer con un montón de ejemplos, para que ella pueda jugar luego con estos: un ejemplo, otro ejemplo, y después, un tercero.

De hecho, nosotros no nos comportamos de otra manera. Siempre, desempeñamos un papel que hemos visto en alguna parte y que se ha convertido en una especie de modelo para nosotros: la forma en que duermo, en que como, hablo y me pongo de pie. Por mi cuenta, solo, sin importar cómo, siempre confío en estos ejemplos externos.

(84649 – De una «Charla sobre formación integral» del 8 de Julio del 2012)

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