«Hice todo lo que Tú me ordenaste»

Torá, Deuteronomio 26-14: Tampoco comí del diezmo estando de luto ni lo consumí en estado de impureza ni aporté del diezmo para uso fúnebre. Sólo obedecí la voz el Señor, mi Dios, hice todo lo que Tú me ordenaste.

El hombre debe decir esto en cada grado y no sólo una vez durante su vida.

Es decir, cada día después de recoger la cosecha, el fruto de su trabajo y ver que ha hecho algo, debe darse cuenta de que todas sus acciones e intenciones de principio a fin, fueron acompañadas de la ayuda del Creador, que Lo dirigió y realizó todo, estando dentro de él.
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De Kabtv «Secretos del Libro Eterno» 8/nov/16

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