Inanimado, vegetativo, animado y hablante

Existen cuatro niveles de desarrollo del deseo de recibir en la espiritualidad: inanimado, vegetativo, animado y hablante.

El deseo actúa de acuerdo a la fuerza que está en este.

Si es una fuerza en el nivel inanimado de la naturaleza, el deseo mantiene su estructura y resiste las fuerzas externas tanto como puede, de manera que no lo penetren ni lo rompan. Existen materiales que son más o menos fuertes, más o menos estables dependiendo de la intensidad del deseo de la forma inanimada específica. Algunos materiales son muy difíciles de romper, mientras que otros son maleables. Otra pregunta es cuáles materiales son eventualmente más resistentes a las influencias externas, una rueda de caucho, por ejemplo absorbe los golpes a pesar del movimiento y las penetraciones externas, mientras que una roca o el acero se quiebran mucho más rápido.

Así es como revisamos nuestros deseos de acuerdo a su dureza interna y no a su dureza física: cómo resiste a los cambios externos. Incluso en nuestro mundo vemos la diferencia entre el caucho y el acero que puede resistir cambios externos pero se quiebra cuando algo lo penetra.

Después del nivel inanimado de la naturaleza está el nivel vegetativo. Su deseo es más fuerte y más grande, y puede resistir influencias externas, clasificarlas y usar los elementos benéficos. Revisa y clasifica los factores externos, absorbe lo que es benéfico y emite lo que es dañino.

Así tiene lugar un acto de clarificación muy complejo para el cual el deseo del vegetativo tiene que conocer su propia estructura, cómo y para qué existe, qué es benéfico para este, y qué es dañino. El vegetativo hace esta clarificación instintivamente, y mediante eso podemos entender cómo uno debe operar en el nivel espiritual del vegetativo.

El deseo del nivel animado puede elegir su entorno, y entonces puede moverse de un lugar a otro. Necesita una pareja para reproducirse. El nacimiento aquí es una creación real, como si el Creador creara una nueva creación. En la espiritualidad es en realidad así, y a menos que uno adquiera la fuerza de Bina no puede dar a luz.

El deseo en el nivel animado puede tomar muchas formas. En adición a conocerse a sí mismo, también conoce diferentes fenómenos que revelan deseos más pequeños y más grandes. Así el nivel animado ve su vida de un extremo a otro. Los animales tienen descendencia y la crían. En general, en este nivel, existe un programa instintivo de conocimiento de mi propia vida, incluso si es limitada e inevitable.

Los animales se mueven y sienten dónde es bueno para ellos y dónde es malo. Pueden elegir el entorno. El vegetativo apenas influye en el entorno, sólo se protege de las plagas y hasta cierto punto se abre a las condiciones benéficas externas como la luz solar, el aire, la humedad, etc. Por otra parte, los animales eligen y cambian el entorno; se mueven de un lugar a otro, se construyen un lugar para vivir, y reproducirse. Hasta cierto punto se sienten entre sí, incluyendo a su presa, a la cual también tienen que entender y sentir. Sienten al otro especialmente cuando se reúnen en rebaños, que tienen un claro orden y jerarquía.

Esas son cosas profundas pero aun así se cumplen de forma instintiva.

Y con respecto a nosotros en el nivel del hablante, todo tiene que estar por encima del deseo de recibir, por encima de la restricción. Debemos sólo entender que la persona tiene que llegar a conocer el nuevo mundo.

En el mundo espiritual hay 620 deseos que operan en cada nivel:

 

El nivel inanimado está listo para resistirse a cualquier cambio de su ego, al mantenerse bajo el Masaj (pantalla), bajo la protección de la restricción, es decir, por encima de todos los deseos egoístas. 

  • El nivel vegetativo usa su deseo de recibir de la cáscara egoísta de las Klipot con la ayuda de la Luz que Reforma, y comienza a vaciarlo y a clarificar qué es bueno para este y qué es dañino, abriéndose y cerrándose, mientras que todas sus acciones están dirigidas hacia el otorgamiento, pero aun operando dentro de lo general, sin ninguna clarificación personal, sin dar a luz a algo de manera independiente. Las criaturas en el nivel vegetativo permanecen dentro del marco del deseo general y cambian juntas. En otras palabras, la persona puede estar por encima de su deseo egoísta personal, pero aún no puede «doblar» o cambiar a la sociedad, no puede abarcarla y corregirla internamente.
  • El nivel animado con su deseo de recibir puede existir en el mundo del Creador casi de forma ilimitada.
  • Un ser humano incluye todo el entorno dentro de él, el mundo entero, y se vuelve un «justo que es la base del mundo».

Baal HaSulam habla de ello en el artículo 115 en Shamati, el cual también se llama, «Inanimado, vegetativo, animado y hablante».

 

(92475 – De la 4º parte de la lección diaria de Cabalá del 9 de Noviembre del 2012, Shamati # 115)

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