Todas las fuerzas y los detalles de la percepción llegan a nosotros desde Arriba, desde la Luz que actúa sobre nosotros. Pero esta actúa de acuerdo a nuestros esfuerzos, cuando no obstante queremos hacer algo, a pesar de que no seamos capaces de hacerlo. Por un lado, no somos capaces de hacerlo, pero por el otro, lo intentamos de todas maneras.
Y este es el verdadero esfuerzo: yo no tengo ninguna posibilidad, pero de todos modos lo quiero. Sí, soy un egoísta. Eso es claro para mí. Y, sin embargo, sin olvidar esto, yo realizo ciertas acciones como si fueran acciones de otorgamiento.
Este es un juego, pero es un juego serio, y quiero jugar con sus reglas. Se me ha dado esta oportunidad, y quiero tomar ventaja de ella. A pesar de que tenga juguetes de plástico, qué puedo hacer, yo trabajo con lo que tengo. Por supuesto, esto no es suficiente para mí, pero no me debilita. Quiero al menos de alguna manera ser similar al Creador, como un mono que imita al hombre.
Y entonces yo invito sobre mí mismo a la Luz Circundante. Esta es llamada «Circundante», porque ilumina desde lejos los deseos, la Luz no tiene absolutamente ninguna relación con ellos debido a su oposición. Sin embargo lo intentan, y entonces la Luz ilumina sobre ellos desde lejos. Gracias a esto, ellos empiezan a comprender y a sentir un poco más, reciben más pesadez de corazón, y continúan el trabajo hasta que llenen la medida necesaria de esfuerzo.
Es imposible realizar algún acto espiritual, hasta que la Luz superior no nos otorgue atributos espirituales. Y hasta entonces, debemos seguir involucrados con la «simulación» y estar agradecidos de que recibimos acceso al menos a esto. Incluso si el Creador quiere que yo haga esto hasta el final de mi vida, a pesar de que no soy perezoso, ni resignado, aun así yo estoy de acuerdo.
(74452 – De la 1º parte de la lección diaria de Cabalá del 4/4/2012, Escritos de Rabash)
Tus esfuerzos no se desvanecen en el aire
La medida de mi esfuerzo
Deja que la luz haga su trabajo