Jerusalén—El centro de atención

Miramos a Jerusalén y vemos una ciudad, calles y casas hermosas.  Pero si la vemos desde adentro, como si viéramos el reverso del bordado, veríamos los nudos y las costuras, es decir, las conexiones ocultas que existen entre todas las partes de esta bella imagen. 

Así entenderíamos que es llamada a existir sólo en beneficio de la fuerza superior, a expensas de nuestro fuerte deseo y la petición de ser presionados a unirnos, de modo que el amor cubra todas las transgresiones. 

Si podemos conectarnos con lazos de amor, unidad y compañerismo, haremos de Jerusalén el centro espiritual de la humanidad. Se convertirá en fuente de fuerza para todos y se difundirá la energía de unidad y fraternidad por toda la Tierra.

La luz de Jerusalén ilumina a todo el mundo. Todo depende de que queramos verlo. Si queremos conectarnos, en este anhelo será posible revelar y presenciar la verdadera Jerusalén. Todo lo que tenemos que hacer es ayudarnos mutuamente a permanecer enfocados hacia la paz, la perfección y la unidad.  

Se dice que “Cualquiera que llore por Jerusalén es recompensado con ver su gozo”. Es decir, que cualquiera que lamenta la destrucción de Jerusalén y que no se puede restaurar, que no puede transmitir su fuerza de unidad y amor, la unión de los mundos corporal y espiritual. 

Esta es verdaderamente una gran desgracia. Todo depende de la gente o más bien, de los judíos que viven en la tierra de Israel y especialmente de quienes viven en Jerusalén, de su deseo por esforzarse, de su deseo de asegurar que todas las partes de esta ciudad se unan y que termine toda la hostilidad. 

Los judíos que viven en Jerusalén han estado en constante lucha por miles de años, hasta hoy. Además, hay disputas entre todas las naciones que habitan en Jerusalén y eso destroza a esa ciudad. 

Sin embargo, todo depende del pueblo de Israel. Si los judíos que viven en Jerusalén quieren unirse por sobre todas las diferencias o tradiciones, esta ciudad volverá a ser de nuevo la ciudad de la paz, una ciudad integra como su nombre “Ir Shalem” (Yerushalayim) lo implica.

La unidad del pueblo de Israel, en la tierra de Israel, conlleva una fuerza especial, por la que todas las naciones querrán unirse alrededor nuestro, con la condición de que queramos que suceda. Al final, es imposible dar placer al Creador, si no estamos unidos y no nos esforzamos por conectar a nosotros a todas las naciones del mundo. 

El pueblo de Israel salió de la antigua Babilonia, donde vivían las 70 naciones del mundo, para unirse entre ellos. Desde entonces, han pasado 3,500 años, pero aún no estamos preparados para esta unión que tendrá como resultado que reine la paz en la tierra para todos los pueblos. Todo depende de la unidad del pueblo de Israel. 

El problema está sólo en nosotros, por lo tanto, no es de sorprender que en nuestro tiempo, al que Cabalá llama, la última generación, el tiempo de la corrección final, todas las naciones del mundo comienzan a presionar a la nación de Israel, para obligarla a unirse. Una vez que el centro de la unidad se establezca en la tierra de Israel, en Jerusalén, podremos ser este punto de unidad para que todas las naciones se unan alrededor nuestro. Así, todo el mundo tendrá paz y perfección. 

La unidad de todo el mundo a nivel humano, es posible solamente alrededor de Israel y junto con el pueblo de Israel. Por eso, todos los ojos, toda la atención, están puestos, cada vez más, en la tierra de Israel y en Jerusalén. Y no cederá; por el contrario, crecerá de forma más persistente y nos obligará a alcanzar unidad entre nosotros y llevará a la paz del mundo.
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De Kabtv “La paz” 25/may/21.

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