Jerusalén—La capital de la humanidad unida

Jerusalén es el lugar del Templo y al mismo tiempo, el lugar de la destrucción. Necesitamos alcanzar un estado en el que Jerusalén, que significa “completo temor/respeto” (Ira’a Shlemá), en nuestros corazones, en nuestro deseo y con la intención de otorgamiento adquirida, construyamos ahí una vasija espiritual perfecta llamada “Templo”.  

Tanto la primera vasija espiritual -recepción para otorgar- como la segunda -otorgar por otorgar-, pertenecían sólo a la cabeza del alma común. La tercera vasija incluirá, tanto otorgar por otorgar y recepción para otorgar para todas las naciones, como está escrito: “Mi casa será llamada una casa de oración para todos los pueblos” (Profetas, Isaías 56:7).   Es decir, para todo el deseo de disfrutar creado en el nivel humano. Todos recibirán por igual la revelación de la fuerza superior en la unidad común. Las diferencias entre las personas desaparecerán y este mundo desaparecerá al final de la corrección, como escribe Baal HaSulam. Sólo un deseo común, en el cual todos unidos en perfecta unidad quedarán completamente llenados con la Luz superior.

Todos estarán en completo alcance de la fuerza superior, como un corazón, sin ninguna diferencia. Al contrario, la separación previa trabajará para fortalecer la unidad, como está escrito: “El amor cubrirá todas las transgresiones”.

Jerusalén restaurado será así. Pero, por ahora, como vemos está en un estado de destrucción total. No hay ciudad en el mundo que se encuentre más dividida, destrozada por toda la oposición y contradicción posible. Todo debe ser revelado como material para la corrección.  El Día de Jerusalén nos recuerda una corrección necesaria. Resulta que no es una celebración de la ciudad en sí. Es una celebración en honor a la oportunidad que se nos dió para la liberación.

Celebramos el día de Jerusalén dado a nosotros como un lugar de trabajo y el lugar donde la corrección tendrá lugar en el futuro. Entonces, el pueblo de Israel y todas las demás naciones, así como la tierra de Israel y el mundo entero se revelarán en adhesión con un solo Creador.

A través de esto, Israel cumplirá su misión de ser una Luz para las naciones. La misión del pueblo de Israel, como cabeza del Partzuf espiritual, en relación al cuerpo, es corregir a toda la humanidad. Sin embargo, la corrección deberá extenderse a todas las naciones y la revelación del Creador en toda Su fuerza, sucede precisamente en el cuerpo del alma común, es decir, en las naciones del mundo.

Está escrito, que al final de la corrección, la tierra de Israel se extenderá a todo el mundo. Es decir, el deseo de disfrutar que se relaciona con el alcance del Creador, se difundirá por todo el universo y todos se unificarán y se volverán una nación del Creador, como está escrito: “Todos ellos Me conocerán, desde el más pequeño, hasta el más grande”.  Jerusalén se refiere no solo a la unificación de Israel, sino también a la unificación de toda la humanidad. Este punto en particular, esta ciudad, existió incluso antes de que nuestros antepasados llegaran a la tierra de Israel; ellos no la construyeron desde cero.

El hecho de que las naciones del mundo, por ejemplo Estados Unidos y otros trasladen sus embajadas a Jerusalén, es una especie de símbolo. No obstante, esto no lleva a la corrección misma —la corrección incumbe al pueblo de Israel. El momento ha llegado para todos aquellos que están en el grado de Israel (Yashar-Kel), es decir, que se esfuerzan para revelar al Creador, para unirse con los demás y con el Creador y convertirse en cabeza del Partzuf espiritual. Nuestra unidad y nada más, es lo que es más importante.
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De la tercera parte de la lección diaria de Cabalá 13/may/18, Escritos de Baal HaSulam, “Un Mandamiento”, 

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