Jugando con una banda elástica

Pienso que ya podemos avanzar al siguiente nivel, a una nueva sensación. La sensación es que yo estoy en el grupo, en unidad, en una masa de amigos, y siento que soy expulsado, ésta es la inclinación malvada.

Así juega el Creador conmigo: Él me aleja del grupo, tirando de mí como de una banda elástica para que yo quiera regresar y clamar hacia Él, «¡¿Qué estás haciendo?!» Cada vez la sensación de abandonar la unidad es más fuerte para mí, y clamo, «¡No hagas eso!» «¡Llévame de regreso!» Tan extraño como pueda parecer, esos estados atan a la persona al Creador. Es en esta acción de contraste que me permiten ver que Él está jugando conmigo a través de la inclinación malvada. El Creador le dijo a Moisés desde el principio, «Ven al Faraón«.

Ahora yo también siento que estoy en el centro del grupo mientras que él «tira de la banda en dirección contraria», llevándome fuera de ahí. Él me da la sensación correcta, y yo inmediatamente respondo y soy llevado de regreso. Después una vez más él me saca, y yo respondo otra vez. La pregunta es ¿cuán sensible soy al tirón y hasta qué grado resisto cada vez que esto sucede?

Comenzamos a jugar, y la inclinación al mal se vuelve «ayuda en contra» para mí. Aprendo de Sus acciones mientras Él me revela mi maldad y me expulsa del círculo de amigos. Eventualmente el Creador me revela la extensión del centro, toda la Maljut en diferentes ángulos y discernimientos. Juego con Él una y otra vez, comportándome diferente cada vez. Lo principal es que identifico Su juego en todo lo que sucede. La inclinación al mal es la fuerza que tengo que adquirir como la base por encima de la cual descubro al Creador; ¿dónde más podemos revelarlo a Él?

Así que cada vez Él me tira fuera del grupo al que estoy conectado, la salida me proporciona nuevas «bases» para el trabajo en el cual el Creador y yo podemos entendernos y sentirnos entre nosotros como compañeros en un juego. En este juego podemos ser rivales, enemigos, o amigos. Los estados y las relaciones cambian en una secuencia de conexiones y apegos. Jugamos, y no es sólo un juego, es el juego de la vida.

Pregunta: Con el fin de seguir con el juego la persona necesita una cierta recompensa….

Respuesta: Antes que nada, usa la envidia. Si yo detengo el juego, me atrasaré con respecto a los demás. Este incentivo es muy claro y simple. No es casualidad que esté dicho que la envidia, la lujuria, y el honor sacan a la persona de este mundo. Yo debo ser como otros. Ellos son más avanzados que yo, están en el otorgamiento y yo no soy nada. Todostienenesosimpulsos simples.

(92173 – De la 1° parte de la lección diaria de Cabalá del 10/26/12, Escritos de Rabash)

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