La fuerza de la envidia no está limitada por el tiempo y el espacio

Dr. Michael LaitmanBaal HaSulam «Introducción al Libro Panim Meirot uMasbirot»

La inclinación a la envidia hace surgir a los sabios de entre ellos, como nuestros sabios dijeron, «la envidia del autor aumenta la sabiduría». El carácter fuerte, con inclinación a la envidia, se destaca en la adquisición de la sabiduría y del conocimiento. Es como el grado hablante en toda la realidad, en la que la fuerza que opera no está limitada por el tiempo y el lugar, sino que eses colectiva y abarca todos los temas en el mundo, en todos los tiempos.

Además, es la naturaleza del fuego de la envidia general la que abarca todos los tiempos y toda la realidad. Esto se debe a que ésta es la conducta de la envidia: si uno no había visto el objeto en posesión de un amigo de uno, el deseo no se habría despertado en uno en absoluto.

La fuerza de la envidia es la fuerza más poderosa, sobre todo en los trabajadores del Creador y un poco menos en la gente común. Si es que es posible decir que las personas comunes tienen envidia de la misma forma a la cual nos referimos.

Se nos dice que, «la envidia del autor aumenta la sabiduría», es decir, esta es la única fuerza que actúa, empuja y tira de la persona hacia adelante. Es una fuerza muy útil. Por eso, tenemos que mostrarnos unos a otros cuánto invertimos en el grupo, tratar de amar a los amigos, exagerar los buenos ejemplos, y no tener miedo de parecer poco modestos y poco justos.

Ustedes no deben presentarse como justos ocultos. Por el contrario, el ejemplo demostrativo su devoción y entusiasmo, beneficia en gran medida a sus amigos. Entendiendo esto, el grupo ya muestra el principio de «amor al prójimo como a ti mismo». ¡De hecho, yo estoy interesado en ver que los demás son mejores que yo!

Por lo general, nuestro egoísmo quiere restarles importancia a todos; incluso si yo no soy absolutamente nada, al menos, otros son incluso menos que yo. Aquí, por el contrario, yo quiero ver a los demás más elevados que yo.

Aunque esto va en contra de mi egoísmo y es desagradable, empiezo a criticarme a mí mismo, pero es por el bien de mi avance.

Así les mostramos ejemplos a los niños pequeños, «¡Mira lo que este muchacho puede hacer! ¡Trata de hacer lo mismo!» Es natural que un niño aprenda de los ejemplos de otros. Es lo mismo en el desarrollo espiritual: Nosotros necesitamos mostrarnos unos a otros un buen ejemplo y suscitar deliberadamente la envidia.

En el mundo externo, a la gente le encanta que otros los envidien y sufren, al verlos tan exitoso, rico y poderoso. Pero aquí, es opuesto; al permitir que los demás me vean como fuerte y orientado hacia la meta, yo les ayudo porque quiero que sean mejores que yo. Así, yo elevo al grupo de acuerdo con el principio «el que elige un mejor entorno se ve recompensado con el éxito y el avance».

Tenemos que utilizar este medio, la palanca, el fuego de la envidia que nos quema, con la mayor astucia, tratando de despertar la envidia de los buenos amigos. Necesitamos no sólo jugar en relación a los demás, sino también hablar de esto, aprender de todas las formas, que muestran otros, y volvernos como ellos y aún mejores. Entonces el grupo se hará más fuerte, crecerá y avanzará.

(124022 – De la preparación para la lección diaria de Cabalá del 26 de diciembre del 2013)

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