La fuerza de la unidad y la debilidad de la separación

Todo nuestro trabajo consta de corregir la vasija espiritual, la cual es llamada el alma del primer hombre Adam HaRishon. El Creador creó este deseo común y luego lo rompió en muchas partes; y ahora en cada uno de nosotros, existe una diminuta partícula de esa alma común. 

Somos llamados humanos, es decir, “hijos de Adam”, porque surgimos del deseo, que se conoce como Adam HaRishon. Nuestra tarea es unir nuestros deseos que están desconectados, distantes, separados y llevarlos de regreso a un único deseo, por medio de nuestros esfuerzos. 

Por supuesto que se necesita trabajar mucho aquí, porque todas estas partículas se han separado y distanciado entre ellas, a causa de sus diferencias de forma. ¿Y cómo se pueden juntar deseos totalmente diferentes? Empezamos a examinar según las cualidades con las que se puede combinar un deseo con otro, hasta que obtenemos un único todo, donde todos están conectados. 

Y entre más deseos absorba este deseo común, más se siente y se revela la fuerza superior que lo creó. 

Por lo tanto, todas nuestras acciones deben apuntar hacia la conexión. Esto determina toda la actitud hacia la vida, hacia el Creador, hacia los amigos y hacia uno mismo y el estado propio. Con cada una de mis acciones, pensamientos y deseos, me esfuerzo por impulsar la conexión para acercar y unir los distintos deseos en un deseo único común de mutuo otorgamiento. 

Todos los deseos particulares están rotos y no se quieren conectar. El Creador hizo esto a propósito, para darnos la oportunidad de sentir la diferencia entre un deseo roto y uno completo; y a causa de esto, comenzamos a alcanzar al Creador, como la ventaja de la luz a partir de la oscuridad.

El Creador dividió el deseo común en miles de millones de partes opuestas y luego, Él nos ayuda, desde nuestra petición, a juntarlas y a restituirlas entre sí. Cuando se combinan todos los pros y los contras, se experimenta la fuerza de un deseo unificado, versus la debilidad e insignificancia de aquél que está roto.

Sobre esta diferencia de fuerzas entre el más y el menos, entre la conexión y la división, sentiremos todo el poder y lo profundo de la creación, llegaremos a la intención y el trabajo del Creador y de nosotros mismos. 

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