La interminable lucha con el ego

Dr. Michael LaitmanEl libro, Shem MeShmuel, Parashat «Ha’azinu«: «Adam ha Rishón les dijo a todas las criaturas, ‘Vengan, inclinémonos y arrodillémonos ante el Creador; pero debido a un error, el concepto se había corrompido hasta que incluso los buenos de esa generación no tuvieron la posibilidad de unirse entre sí para servirle al Creador. Más bien, fueron individuos aislados. Y la corrección de esta comenzó en la generación de la dispersión, la cual hizo una división en la especie humana. Esto significa que la corrección comenzó con la reunión y asociación de las personas para el servicio al Creador, empezando desde Abraham, la paz esté sobre él».

El deseo de recibir debe alcanzar la corrección y asemejarse a la característica de otorgamiento, es decir, al Creador, cuyo deseo es beneficiar a las criaturas.

El deseo de recibir será como el Creador a través de la intención. Este no puede cambiarse a sí mismo y seguir siendo un deseo de placer. Pero como resultado del proceso, todo su placer está en el otorgamiento. Él avanza en esta dirección.

La corrección comienza desde el estado desarrollado, desde la etapa avanzada de la extensión de las cuatro fases de Ohr Yashar (Luz Directa), cuando el deseo ya se siente a sí mismo, siente su recepción. Es consciente de que está recibiendo, entiende que él es lo opuesto al dador, y la sensación de esta diferencia despierta vergüenza en él.

Entonces, la corrección no comienza inmediatamente. Adam, el primer cabalista, fue aquel en quien esta se despertó. Al igual que nosotros, él hizo preguntas sobre el sentido de la vida: «¿Para qué es todo esto? ¿Por qué? ¿Cómo?», y llegó al descubrimiento de la Luz Superior.

Los deseos eran débiles y pequeños en ese entonces, a lo cual le llamamos refinados. Y las correcciones también eran diferentes a nuestras correcciones. De hecho, el deseo de recibir no sólo creció, sino que además se dividió en muchas partes. No se trataba sólo de que la población de Babilonia no fuera grande. El número de seres humanos en el mundo nos habla de cuánto ha crecido el deseo de placer y de que necesita ser dividido, de manera que todos tengan el poder para corregir su parte.

Hubo diez generaciones entre Adam y Noé, y entre Noé y Abraham, quienes llevaron a la corrección de manera diferente, y querían añadir a este proceso a todas las personas en el mundo que todavía estaban concentradas en un área.

Como sabemos, Abraham reunió a su alrededor a todas las personas que querían unirse con él y las sacó de Babilonia.

En su mayoría, no existen diferencias significativas desde la antigüedad hasta nuestros días: no en esencia, ni en las etapas del proceso. Por supuesto, cada uno siente  su único camino a través de su Reshimo individual. Pero, en general, todas estas correcciones son llamadas el «servicio del Creador,» o el trabajo «en aras del Creador», que nos corresponde a nosotros.

Y así, en la época de Abraham, parte de los babilonios comenzaron a separarse de los demás y se llamaban a sí mismos, Yashar El (directo al Creador), Israel, de acuerdo a su inclinación, a su meta. Cuando se unieron, ellos atravesaron varios estados de conexión en niveles más o menos fuertes, etapas del análisis, en los niveles de Abraham, Isaac y Jacob.

Después de eso, se encontraban en el bajo estado del exilio de Egipto, y sentían cómo había crecido nuevo nuevamente y los dominaba su ego, casi como había ocurrido en Babilonia. Pero ellos ya se relacionaban de forma diferente con su dominio. Querían salir de su dominio, y en ese momento casi habían desaparecido, fundiéndose tanto en éste que casi los había tragado.

Este era un peligro real, las «49 Puertas de impureza», un estado casi sin solución. Y a pesar de todo esto, con su última energía, con la ayuda de la fuerza que había entre ellos llamada «Moisés», tuvieron éxito en la oscuridad, bajo una sucesión de golpes, para despertar tanto «en el bien» como «en el mal», y huir del dominio del ego, y elevarse por encima de él.

Esto es llamado el «éxodo de Egipto», ellos se elevaron por encima del ego y se sintieron atraídos hacia el desarrollo. Sin embargo, el ego no desapareció, sino que ellos mismos lo controlaron.

Este control del ego e incluso la posibilidad de utilizarlo correctamente para el bien del otorgamiento, se llama «Torá». El exilio de Egipto, el descenso a los abismos del narcisismo que se descubrió, en última instancia, les proporcionaron esta capacidad.

Y después de esto comenzó el período del desierto, donde ellos ajustaron el ego y lo corrigieron con otorgamiento en aras del otorgamiento, llenándolo de Jafetz Jesed (deleite en la misericordia). A pesar de no tener nada, dado que estaban en un terreno baldío, ellos pasaron de deseo en deseo y descubrían cada vez el mal y lo corregían.

La Torá nos habla de este periodo y nos explica cómo debemos corregir el ego, elevarnos por encima de él, y controlarlo. Pero este es sólo el control en el primer nivel: otorgamiento en aras del otorgamiento.

Y así, con el ascenso de Maljut a Bina, después de los «cuarenta años en el desierto», finalmente estuvimos listos para corregir Maljut. Este ya era el nivel llamado la «entrada a la tierra de Israel». Continuamos con las correcciones y las guerras, la conquista de la tierra, hasta que el pueblo de Israel dominó la tierra de Israel.

Pero con esta corrección no había terminado. Sólo se terminó su primera etapa, que había continuado desde Abraham hasta la construcción del Primer Templo (Beit HaMikdash). Esta fue la corrección sólo de aquellas personas que habían salido de Babilonia, una pequeña parte de la humanidad. Pero la corrección general que Adam ha Rishón había comenzado no había sido realizada.

Así que con el fin de continuar el proceso, el grupo de Abraham que se había convertido en el pueblo de Israel, tuvo que romperse y entrar en contacto, en conexión, con todo el resto de estos deseos, de estas partes de la humanidad llamadas las «setenta naciones del mundo». Mientras tanto, ellos fueron esparcidos por todos los lugares de la Tierra; en otras palabras, de ser controlados por el ego, pasaron a todo tipo de control, crearon religiones y creencias, y despertaron diversas fuerzas que actuaban sobre ellos.

Y así, la nación de Israel no sólo tuvo que caer de su nivel, sino que además tuvo que ser esparcida entre todos los pueblos, entre todas las fuerzas, controles y métodos, para integrarse con ellos e integrarse en ellos.

La destrucción del Segundo Templo simboliza la caída final del pueblo de Israel en el odio infundado que era peor que el que había entre todas las naciones del mundo, debido a que casi perdieron la conexión entre ellos, la característica del pueblo de Israel y la pertenencia a la tierra de Israel. De hecho, sólo su orientación general, sólo su necesidad de hacer la corrección en beneficio del futuro, es lo que los mantenía juntos de alguna forma.

Después de eso, la integración con el mundo había terminado, y ahora comenzaba de nuevo el despertar. En primer lugar, el pueblo de Israel entró en la tierra de Israel. Después de esto se corrigieron a sí mismos de ser un grupo pequeño para convertirse en todas las personas que habitan en Sión, después de eso el pueblo de Israel fue dispersado por toda la Diáspora, y después fue dispersado gradualmente por el mundo entero.

Todo ocurre de manera gradual, de acuerdo al refinamiento de las vasijas, deseos, y a la integración de las Reshimot que se mantuvieron desde el momento de la ruptura. De hecho, aquí no hay nadie que sea superior y nadie que sea inferior. Esto lo vemos en lo material sólo en función de la intensidad del deseo de recibir y de las Reshimot que se despertaron dentro de él.

Ellas están bajo la influencia de la Luz que las despierta en consecuencia. Y todas las correcciones se mantienen desde la corrección de más ligera a la corrección más pesada. Así es como ocurre el desarrollo.

(138921 – De la 5° parte de la lección diaria de Cabalá del 4 de Julio del 2014, Escritos de Baal HaSulam)
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