La pantalla es un cálculo para el trabajo con el deseo

Pregunta: ¿De qué se compone la pantalla y cómo es capaz de mantener la Luz al neutralizar el deseo?

Respuesta: La pantalla no es el deseo, sino la fuerza de resistencia. La pantalla se siente como un cálculo para trabajar en el deseo.

¿Cómo puedo yo elevarme por sobre el deseo, si me encuentro en él? Yo recibo fuerza especial desde el exterior (desde el entorno o de la Luz, es decir, de algún factor externo), que me permita estar desconectado de mi deseo.

Y entonces no me hundo en mi deseo y mi tampoco me identifico con él. No estoy bajo su control cuando pienso únicamente en la forma de satisfacerlo, de manera similar a un esclavo que recibe órdenes de su amo y sale corriendo a buscar la forma de alcanzar lo que su dueño le ha exigido. Yo recibo un tipo diferente de fuerza de lo Alto, un cálculo diferente, que sucede ya sea por medio de grandes sufrimientos o través de una iluminación intelectual.

Antes de esto, sólo me preocupaba de mi deseo y solo quería satisfacerlo, es decir, era un gran egoísta. Este gran egoísta ya no existe dentro de su pequeño deseo. Él se aparta del deseo y desde un costado examina la forma en que es posible satisfacerlo cada vez más.

Sin embargo, mediante la separación del egoísmo por el bien de un mayor llenado, yo empiezo a realizar un cálculo por fuera de mi ego. Se crea una especie de división entre mi ego y yo en la toma de decisiones: La mente y mi deseo es como si se dividiesen. Y entonces comienzo a comprender que el deseo siempre esclaviza la mente y me convierte en su esclavo.

Muchas personas en el mundo experimentan esto, por ejemplo, los alcohólicos o los adictos a las drogas. Si hay algo que hace daño evidente, la persona entiende que se ha convertido en un esclavo de su deseo, del hábito vicioso.

Pero si miro mi deseo desde un lado (y por supuesto se necesita aquí un gran y desarrollado: en ambos, tanto en la mente y como en el deseo), yo empiezo a lamentarme de que yo lo obedezco siempre. Y me gustaría sentir un poco de alivio, y es aquí, que comienza el desarrollo del hombre.

Me pongo a reflexionar si ¿es posible cambiar de alguna manera mis deseos, limitando algunos de ellos y aumentando otros? Esto es posible a través del entorno. Si la ruptura no se hubiera producido y el entorno no hubiera surgido, no tendríamos ninguna oportunidad de salir de nuestros deseos. Pero ya que estoy conectado con el entorno, que me despierta y me da diferentes valores, como resultado de esto, yo gradualmente cambio.

Yo los comparo con mis valores y veo que estoy interesado sólo en la buena comida, y si en las conversaciones del entorno, ellos hablan de música, teatro y ópera, comienzo a sentir vergüenza y comenzó a hacer cálculos que me distancian de mi deseo. Por lo menos, comienzo a criticarlo, y así se crea un problema: no estoy satisfecho conmigo mismo, y me veo obligado a cambiar para adaptarme al entorno.

Así, la influencia del entorno nos lleva a este cálculo, cuando estamos dispuestos a cambiar por completo, únicamente para que los demás nos respeten. Pero por ahora, mi acto es puramente egoísta, sin ningún tipo de pantalla. Por lo pronto, es una pantalla egoísta. Yo quiero ser delgado y hermoso, entonces limito mi consumo de alimentos. Aunque esto tampoco es fácil, la gente lo hace de todos modos. Todo depende de lo que sea más importante para mí y de lo que me de mayor placer: cómo me veo de forma externa o la comida.

Todo depende de mis cálculos, en los que, con la ayuda del entorno yo puedo aumentar la importancia de una cosa sobre otra. Así, cualquiera que esté interesado en perder peso o en un proceso de rehabilitación de un hábito nocivo debe ser incluido en una sociedad que promueva los valores de la vida sin ese hábito.

Pero si tú deseas adquirir la pantalla anti egoísta, esto es otra cosa. Para ello necesitas un entorno que te haga sentir la importancia del otorgamiento. En el que sientas un daño al no ser capaz de otorgar. Tú sentirás que eres menospreciado por ello, que no vales nada y que estás perdiendo tu vida; que, en general, no hay ninguna razón para vivir si no alcanzas el atributo de otorgamiento.

La influencia del entorno tiene que ser muy fuerte, hasta el punto en que sientas que es preferible morir antes que vivir así. Y entonces empezarás a exigir, a pedir, a orar, a llevar a cabo todo tipo de cálculos y acciones con el fin de alcanzar la adquisición de la pantalla. Y cuando veas que no hay manera de conseguirlo, comenzarás a pedir la Luz que Reforma. Esto es lo que te llevará al reconocimiento del mal.

(63311 – De la 3º parte de la lección diaria de Cabalá del 15 de Diciembre del 2011, TES)

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