La raíz superior

Comentario:

El 19 de octubre de 1914, comenzó la Primera Batalla de Ypres. El mes que duró la batalla, marcó la primera de tres brutales batallas destructivas en el período de la Primera Guerra Mundial, sobre el saliente belga de Ypres. Más de 200 mil vidas se perdieron en ambos frentes. Aproximadamente un mes después, en las trincheras de Flandes, tuvo lugar lo que se conoce como la Tregua de Navidad, a lo largo de las dos terceras partes, de las 4 millas de la línea de batalla.   

 

“Las primeras señales de que algo extraño estaba sucediendo, se produjeron en la Nochebuena. A las 8:30 pm, un oficial del batallón de infantería de los fusileros irlandeses de la armada británica (Royal Irish Rifles), reportaba al cuartel general: ‘Los alemanes han iluminado sus trincheras, están cantando y deseándonos una Feliz Navidad. Se están intercambiando cumplidos. Sin embargo, estoy tomando todas las precauciones militares’. Además, a lo largo de todo el frente, los dos bandos se dan mutuamente serenatas con villancicos — el ‘Noche de Paz’ alemán, se respondió con un coro británico de ‘El Primer Noel’  — y los exploradores se comportaron con cautela en tierra de nadie, los restos de los bombarderos se observan entre las trincheras. El diario de guerra de los Guardias Escoceses, registra que un tal soldado raso, se encontró a una patrulla alemana y que estos le dieron un vaso de whisky y unos cigarrillos; y que un mensaje decía, ‘si no les disparamos, no nos disparan’. 

 

“El mismo pensamiento básico, parece haber brotado espontáneamente en otros puntos. Para otro soldado raso británico, Frederik Heath, la tregua comenzó a última hora de la misma noche, cuando “por toda nuestra línea de trincheras, llegó a nuestros oídos un saludo único en la guerra:  ‘Soldado inglés, soldado inglés, Feliz Navidad, Feliz Navidad!” Luego –conforme Heath escribía una carta a su casa –las voces añadían:

 

‘Sal, soldado inglés. Ven con nosotros.’ ….. Por un momento, estuvimos cautelosos y ni siquiera respondimos. Los oficiales, con miedo a una traición, ordenaron a los hombres permanecer en silencio. Pero, a lo largo y a lo ancho de nuestra línea, se escuchaba a los hombres respondiendo con ese saludo de Feliz Navidad, aún cuando inmediatamente después, cada uno fuéramos devorados por los otros, ¿cómo nos podíamos resistir a desearnos mutuamente una Feliz Navidad? Así que, tuvimos una conversación con los alemanes, siempre con las manos prestas al fusil. Sangre y paz, odio y fraternidad  —la paradoja de guerra más maravillosa. La noche se alargó hasta el amanecer —una noche que se hizo fácil por las canciones de las trincheras alemanas, los flautines y las risas y los villancicos navideños desde nuestros frentes. Ningún tiro fue disparado. 

 

(Revista Smithsoniana, diciembre 23, 2011. “La historia de la tregua de navidad de la Primera Guerra Mundial”) 

 

En 2014, se erigió allí un monumento —una pelota de soccer. El juego de soccer se jugaba en tierra de nadie, entre las trincheras de los aliados y de los alemanes.  

 

Cuatro meses después, en el mismo lugar, los alemanes iniciaron la Segunda Batalla de Ypres y lanzaron la ofensiva dispersando un gas venenoso. 

 

Sin embargo, en el momento de la Navidad, pudieron haber detenido la guerra, si todo el frente hubiera estado informado — si todos lo hubieran sabido y hubieran ido al mismo punto de encuentro de la misma forma. La cuestión es muy puntual y apremiante. ¿Realmente era posible detener desde abajo la guerra?

Mi Respuesta:

Si los soldados hubieran querido, seguro que habrían podido. ¿Qué harían esos generales?

Comentario:

Sorprendente. Entonces mataban de verdad, con bayonetas. Peleaban mano a mano. Significa ver la sangre, no sólo lanzar disparos y misiles. Verlos y odiarlos y todavía estar de acuerdo en fraternizar. ¡Quiere decir que sí es posible! 

Mi Respuesta:

Cierto! Indudablemente se puede dar la vuelta a todo, incluso al odio más grande, en un segundo.

Pregunta:

¿Tiene que haber ahí, algún evento que una a todos? ¿Qué tendría que pasar? 

Respuesta:

Nada tiene que pasar. Es como lo que sucede cuando te mantienes peleando con alguien y de pronto —¡ahí está!—El odio desaparece, la razón desaparece y, en general, todo desaparece. 

Pregunta:

¿De dónde llega esto? ¿Qué clase de milagro es este

Respuesta:

Simplemente es que así estamos controlados.

Ni el amor ni el odio tienen sentido. El amor tampoco, ¡no hay distinción entre ellos!

Pregunta:

¿Quiere usted decir que es el mismo estallido de las emociones? ¿más o menos?

Respuesta:

Claro. De repente no se sabe lo qué hacer, por qué se ama, por qué no se ama y ahora, ¡no hay nada! No queda nada. 

Pregunta:

En definitiva, no queda nada. Todas las parejas que se están divorciando se dicen uno al otro: “¿Por qué me enamoré de tí?” ¡Aún cuando se quisieron tanto! 

 

De todas formas, ayúdenos a resolver esto. ¿Qué tipo de trabajo es este? — ¿de arriba?

Respuesta:

Esto lo podemos resolver únicamente por medio de la fe por sobre la razón. Cuando nos conectamos con los demás, no de acuerdo a nuestras sensaciones, sino de acuerdo a nuestra idea. Es todo. 

 

Existe solo una idea — acercarse, vincularse, conectarse y unirse hasta la no separación; e incluso yo diría, hasta la adhesión. 

Pregunta:

¿Es este el estado en el que nos deberíamos encontrar? ¿Cuál es la raíz de esto? 

Respuesta:

La raíz, es la raíz superior. El hecho de que llegamos a partir de la misma raíz superior y por consiguiente, tenemos que alcanzar este estado.

Pregunta:

¿Es esta raíz única, la base de toda la humanidad?

Respuesta:

Sólo el Creador. Dado que Él es uno, único y unificado. Él nos obliga a llegar a Él. Por las buenas o por las malas. Ya sea por medio del sufrimiento o de un ligero esfuerzo.

Pregunta:

¿Cómo llegamos a esta raíz?

Respuesta:

Tenemos que estar convencidos, de que todo lo demás es contra la unión, lo opuesto a ella, o sea, la absoluta estupidez y de que no podemos llegar a nada bueno si somos opuestos al Creador. 

Pregunta:

¿Qué hay de aquellos arrebatos de razón?  

Respuesta:

Tuvieron que pasar en la guerra, en muchos lugares. ¿Pero qué se puede hacer? Así es la gente.

Pregunta:

 ¿Qué nos indican estos arrebatos de razón?

Respuesta:

Yo aquí diría con certeza, que habría sido necesario actuar distinto. Pero eran los altos mandos militares y otros, los que tenían que hacerlo.

Pregunta:

Entonces, ¿tenían que seguir este “flash mob”?

Respuesta:

Unirse a ello y terminar con la guerra.

Comentario:

 Pero esto es contra cualquier mando militar.

Mi Respuesta:

¡Naturalmente!

Comentario:

Es decir, de una forma o de otra, la guerra termina arriba. Quiero decir, no desde Arriba, sino arriba.

Mi Respuesta:

En realidad, la guerra termina desde Arriba.

Pregunta:

¿Cómo implorar que la guerra termine desde Arriba?

Respuesta:

Dándonos cuenta que entendemos por qué fue necesario. Lo reconocemos y eso es suficiente.

Pregunta:

Pero, ¿qué clase de reconocimiento es este?

Respuesta:

Que el sufrimiento por el que hemos pasado, es suficiente por ahora para nosotros y que prometemos ser buenos. 

 

Por supuesto que esto no será por mucho tiempo. Luego, volverá a pasar. 

Pregunta:

¿Es esto un tratado de paz con el Creador? ¿o un tratado de paz con los demás?

Respuesta:

Es un tratado de paz entre nosotros.

Pregunta:

¿Es lo único que hay?

Respuesta:

Creo que de alguna forma, estamos yendo hacia esto. 

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