La salida hacia la libertad a través de las espinas

Comenzamos a trabajar con el entorno a partir de un periodo en el que parece que todo está bien y que podemos conectarnos con este y podemos obtener poder de este. Por el momento, una persona no ve su deseo de recibir como su enemigo. Este periodo es llamado “siete años de abundancia”.

Durante este tiempo, una persona realmente no necesita al Creador, y comienza a pensar en Él sólo cuando pierde las esperanzas con este trabajo. Aprende y trabaja con otros, pero entonces comienza a entender que nada funciona.

No es que no recibamos llenado egoísta. Podemos llorar por esto desde el principio. Lo que vemos es que no seremos capaces de alcanzar la conexión. Comenzamos a darnos cuenta de que la conexión es posible a pesar del ego, en contra de este, encima de este ¡Pero no la queremos! Entonces, perdemos la esperanza y caemos. Comenzamos a pensar: “¿Para qué necesito todo esto?”

Nos debilitamos. Nos dormimos y perdemos interés en todo. Es como si nos separáramos de la vida, y tanto la vida corporal como la espiritual no parecen tener ningún sabor. Si el deseo desaparece, no tenemos ningún poder para movernos. Así estamos construidos. El sistema biológico funciona de acuerdo a este principio.

Una persona ve que no tiene control sobre sí mismo. Gradualmente, sus ojos se abren, y comienza a buscar cómo puede afectar los estados por los que pasa y avanzar. Él entiende que el avance no es sentirse bien, como si hubiera tomado alguna droga.

Es por eso que si una persona trabaja sólo en orden de recibir algún llenado egoísta de ello: saber más, entender, sentir, o adornar su vida, la Torá puede convertirse en la poción de muerte. Él revisa su estado de acuerdo a la manera en que su maquinaria egoísta se mueve y piensa que está avanzando. Al fin y al cabo, su ego está recibiendo la energía de vida.

Sin embargo, si comienza a trabajar con el entorno correcto, la Luz que viene opera en él y arruina este idilio. Él comienza a examinarse no sólo cuando se trata de sentirse bien, sino que además él trata de averiguar cuál es el resultado y para qué está trabajando.

La Luz influye constantemente en una persona. Eventualmente, él entiende que está trabajando para su ego, y este tipo de trabajo pierde todo sabor. Él quiere elevarse por encima de este al recibir nuevos valores de la Luz. No quiere ser una pequeña bestia que obedece sus sensaciones: Una sensación placentera es buena; una sensación no placentera es mala. Recibes un poco más de energía. Te elevas, pierdes energía, caes en el sueño. Una persona se niega a seguir de esta manera.

Finalmente, él decide que lo más importante para él es la conexión con el Creador, no importa por lo que renga que pasar. Esos son las correcciones que la Luz que Reforma lleva a cabo en él, proporcionándole esos valores. De cierta manera, es ya un trabajo por encima de la razón. Aun cuando es todavía egoísta, en la esclavitud en Egipto, es justo antes del éxodo a la libertad.

Ahora, una persona siente que está en un verdadero exilio, bajo los azotes del Faraón. Él comienza a clarificar las cosas suavemente: “Estoy dispuesto a conectarme con el Creador ya que esta conexión es placentera, ¿pero qué debo hacer si no es placentera? ¿Seré siempre capaz de de percibir la conexión con Él como buena, a pesar de la mala sensación en mi deseo de recibir? Tal vez es incluso preferible porque puedo estar seguro de que no estoy siendo parcial en mi ego de manera que no corra ante todos como un ladrón y grite: “atrapen al ladrón”.

Una persona solo desea trabajar por su propio beneficio lo menos posible para no recibir ninguna recompensa en el ego, pero el Creador le juega diferentes “trucos” para mostrarle que aún está trabajando para sí mismo. Así, el clarifica las cosas de manera más profunda, hasta que cae en cuenta de la necesidad de elevarse por encima de su deseo de recibir y estar entre este y el Creador para tomar decisiones por sí mismo.

Gracias a esto, él adquiere una cabeza (Rosh) y un Partzuf espiritual. El Creador es la Luz superior: la Luz Circundante y la Luz Interna, y una persona toma una decisión independiente con respecto a esta, por encima de sus sensaciones y su deseo de recibir. Este simboliza el éxodo de una persona de Egipto hacia la libertad.
(76041 De la primera parte de la Lección diaria de Cabalá 23/4/2012, Escritos de Rabash)

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