Baal HaSulam «La herencia de la tierra»: Se nos dice, «de acuerdo a mi dolor es mi recompensa». Esto significa que la recompensa se mide por la cantidad de dolor. Se necesitan dolores y esfuerzos sólo para encontrar la vasija que recibirá una buena recompensa. Y cuanto más humano sea el dolor de uno en el trabajo espiritual, mayor será su vasija, que está listo para obtener finalmente la máxima recompensa. Todo lo medimos de acuerdo a la vasija, al deseo. La Luz está en reposo absoluto, y todo depende de las vasijas, de cómo las desarrollamos. Y las vasijas son la esencia del sufrimiento.
Sin embargo, en la espiritualidad, este sufrimiento se vuelve dulce y es llamado «sufrimientos de amor». Allí, el dolor de la carencia puede combinarse con el placer, y no se neutralizan entre ellos, como en nuestro mundo. Aquí, después de unos sorbos, yo ya no tengo sed, y siempre me siento saciado después de haber recibido algo. Es diferente en la espiritualidad, puesto que tanto la necesidad como el placer están dirigidos a otorgar, estos se apoyan e incrementan uno al otro.
Resulta que yo siento constantemente la carencia y el placer, pero no como opuestos, y constantemente florezco, me desarrollo en ellos. Juntos se convierten para mí en un sentido de vida eterna. Hacia allí es hacia donde nos dirigimos. Ustedes ven que este conocimiento sólo puede provenir de arriba. La persona misma no tiene la oportunidad de captar ni siquiera su «borde». No importa cuántos filósofos y pensadores hayan tratado de averiguar las anticuadas preguntas, esto es imposible. Después de todo, las respuestas no son inherentes a nuestra naturaleza egoísta actual.
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De la 4º parte de la Lección diaria de Cabalá del 4/10/13, Escritos de Baal HaSulam
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