Limpiando la vasija del alma

thumbs_laitman_561Pregunta: ¿Somos culpables de nuestro sufrimiento?

Respuesta: No, el culpable es el Creador que creó la inclinación al mal. Él lo dijo: ‘He creado la inclinación al mal y di un método para corregirla’ Pero si logramos transformar el mal en bien, obtendremos un nivel de existencia igual a la del Creador mismo.

Todo en el mundo está dispuesto de manera que el hombre encuentre el  problema de su naturaleza, su inclinación al mal y que él mismo descubra cómo corregirla. Por otra parte, esos problemas pueden ser superados fácilmente; todo lo que necesitamos es usar sistemática y correctamente el método de corrección.

Si la gente comienza a hacer estas preguntas, significa que está preparada para comenzar a usar este método y luego, poco a poco entenderá por qué todo fue creado así y no de otra forma. Se darán cuenta de que el Creador es una fuerza especial de la naturaleza que incluye en sí, al mundo entero, a la naturaleza y a todos los niveles superiores, que aún son inalcanzables para nosotros, pero que llegaremos a revelarlos.

Al corregir nuestro ego, deliberadamente creado por el Creador para ser tan salvaje, enorme y universal, nos convertiremos en amos de la naturaleza: tanto de nuestro mundo como de los otros mundos. Nos elevamos al nivel de la eternidad y la perfección, aun sin morir, simplemente llegando al siguiente grado.

Actualmente la humanidad ha alcanzado tal nivel de desarrollo que la pregunta sobre el sentido de la vida surge en la mayoría de la gente. De acuerdo a la sabiduría de la Cabalá, estamos preparados para descubrir el mundo superior.

Pregunta: Entonces, ¿por qué sufrimos, si el pensamiento de la creación trae contento al hombre?

Respuesta: Porque no nos hemos corregido. Si sabemos cómo hacerlo y empezamos a introducir el método de corrección, de inmediato nos sentiremos cada vez mejor, subiendo los escalones de la bondadosa escalera.

Comentario: En este sentido, hay una leyenda muy interesante. Un hombre agotado por la sed está junto a un arroyo de agua clara de manantial y trata de llenar un vaso sucio. El agua le parece desagradable, amarga, no puede beberla y maldice al sucio arroyo, (así, a menudo maldecimos al Creador que nos envía sufrimiento).

Cuando finalmente entiende que el problema no es el agua, sino el vaso, todo cambia. Limpia la vasija, el sabor del agua cambia y se da cuenta de que, cuando sufría, siempre hubo agua de manantial en su vaso.

Respuesta: Sí, así es nuestra vida. Si podemos obtener fuerzas correctas, podremos disfrutar constantemente. Si no, sufriremos.
[181389]

Material relacionado:
Agua viva de un pozo común
Los cabalistas en la Torá y los mandamientos, Parte 5
El vaso lleno

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *