No es un asunto de gustos

Pregunta: ¿Cómo se relacionan la amargura y la dulzura de la percepción con la escala de verdad y falsedad?

Respuesta: No se relacionan en absoluto, pero nos inclinamos a trazar paralelismos de acuerdo con nuestra naturaleza. Es lo mismo para un niño. Lo dulce es la verdad, lo amargo es lo falso. No entiende nada más. Es por esto que no estará de acuerdo en tomar una medicina amarga. Necesitamos superar el sabor amargo para revelar la verdad por encima de este, por encima de la aparente falsedad.

Pregunta: ¿Entonces cómo vemos la verdad detrás de lo amargo?

Respuesta: Para esto, necesitamos influencia del entorno. Amargo y dulce son sensaciones corporales, y nadie puede decirme cómo las percibo. Sé lo que es dulce y lo que es amargo en mi percepción, ¿pero cómo puedo distinguir lo verdadero y falso? ¿Quién establecerá esos criterios? ¿Los medios masivos, los maestros, la opinión social, o algún grupo especial?

Cuando entro a un grupo y adopto sus criterios de verdadero y falso, lo hago de manera clara, sana, y firme. Entonces, esos criterios comienzan a contradecir la amargura y dulzura de mis sensaciones bestiales. Me uno al grupo, me someto a su importancia de la meta, a la importancia de la verdad, y esta adquiere el significado más alto ante mis ojos. Entonces estoy listo para trabajar, a pesar de la amargura. El trabajo por encima de la amargura, en pos de la verdad, significa que estoy avanzando por medio de la fe por encima de la razón.

Sólo es posible alimentar la noción de la verdad en el grupo. Esto es porque la verdad es cuando nuestra interconexión es más importante para mí que cualquier amargura de mi egoísmo. Dejemos que este valor sea artificial. En el futuro, dejaré el grado animado e iré a un estado diferente donde las sensaciones no se dividen en amargo y dulce, sino en verdadero y falso. Entonces una amargura y dulzura incluso más «jugosa» me serán reveladas en el nuevo grado, y una vez más me elevaré por encima de ellas hacia la verdad y falsedad.

Cada vez la verdad, es decir, la fe, el poder de otorgamiento, la unidad del grupo, la garantía mutua, debe superar la amargura que la acompaña.

Pregunta: En general, todas mis sensaciones están distribuidas en la escala de amargo y dulce ¿Cómo puedo distinguir verdadero y falso en mi deseo?

Respuesta: Percibo lo verdadero y falso en otro lugar. No es donde se manifiestan lo dulce y lo amargo, sino por encima de ello, en el grado humano dentro de mí.

Sólo percibo amargura y dulzura en los grados inanimado, vegetativo, y animado. Sin embargo, existe además el nivel de Humano, el que está unido con su entorno, con el grupo, que alimenta la parte en él que se eleva por encima del cuerpo, que es opuesta al cuerpo, que está fuera de este y viene del otro.

Esta es la vasija en la que percibimos verdadero y falso en lugar de amargo y dulce. Ahí, la persona percibe la unidad, la garantía mutua, su actitud hacia sus semejantes, y finalmente, percibe al Creador. Dentro de esta parte, él crea su copia opuesta. Así, él crea al Creador. Esto es porque la actitud hacia el otro y hacia el Creador son la misma.

Pregunta: ¿Entonces por qué necesito siquiera percibir la amargura y la dulzura?

Respuesta: ¿Cómo y dónde construiré mi parte superior? Dentro de mi deseo que sólo percibe amargura y dulzura, existe un punto que me permite formar una intención por encima de mi deseo, la cual es la actitud hacia mi prójimo o la similitud con el superior. De esta manera, construyo el humano dentro de mí por encima de los niveles inanimado, vegetativo, y animado.

(62393 – De la 4º parte de la lección diaria de Cabalá del 12/2/2011, «La Paz»)

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