Página diaria 03.12.09

haverim 2Cambiar la situación: ser “como un solo hombre en un solo corazón” en la sociedad

En cada momento se puede comenzar de nuevo,  en caso de que decido tomar los estados anteriores como “Reshimot” (reminiscencias, impresiones de estados espirituales),  para superarlos y construir en su lugar un estado mejor, más corregido,  yo uso los estados anteriores, y no los “borro” como si nada.

Cometí errores, tuve faltas, los estados con respecto al prójimo fueron corruptos, también con respecto al Creador, al estudio y así con respecto a todo. No me deshago de esas percepciones sino que las tomo y las supero – eso significa que estoy construyendo algo nuevo. Y no quiero quedarme en los viejos estados, sino que quiero construir sobre ellos un nuevo piso. El nuevo piso se construye sobre el piso viejo, con todas las cosas buenas y malas que hay en él, los “Reshimot de Aviut” (de espesor) y los “Reshimot de Hitlabshut(de arropamiento). Yo tomo en cuenta todos los detalles, del extremo negativo hasta el positivo, y trato de estar en estos dos extremos en forma distinta, de tal manera que todo sea un solo y gran positivo. Que toda la negatividad que se reveló entre ahora al positivo – así construyo un nuevo piso. En esta situación  ya puedo justificar todos los estados que pasé.

Llegué a reconocer el mal; bien. No tuve éxito; cometí todo tipo de errores, hice cuentas erradas con los amigos, con la diseminación, conmigo mismo, con el Creador, con todo. Se reveló el mal; muy bien. Ahora, en vez de sentarme y “recomerme a mí mismo”, avanzo a un nuevo piso. Debemos comenzar a referirnos a lo que sucede en forma práctica y determinada, y empezar a renovarnos. En vez de esto arrastramos lo viejo, no queremos cambiar nada y aceptamos que “lo que será, será”.

Cada uno de nosotros se conforma con que existen expertos y que es su función preocuparse y ocuparse de los problemas, ya que “yo no tengo nada que ver con eso, que se preocupen ellos, no yo”. ¿Cómo es posible pensar que “ellos se ocupen y tú no”? Estás en un barco en medio de un mar tempestuoso, el mecánico no logra arreglárselas con su motor, y a ti no te importa. Tú no puedes hacer nada porque entiendes solamente de las velas, o de otra parte, pero no de motores. Pero tú, ¿acaso te preocupas y lloras, o no? Todos estamos en el mismo barco, ¿entonces cómo puede ser de otra manera?

Esto es lo que se nos exige. No se exige a cada uno que sea experto en todo terreno, o cambiar cada persona por otra. Lo que nos falta es la preocupación, porque si todos tuviéramos preocupación, no nos encontraríamos frente a fallas técnicas de cualquier tipo, ni cualquier otro tipo de fallas. La preocupación es lo que falta.

Por un lado, quizá en verdad sea necesario cambiar puestos y nombrar una persona responsable para cada función. Pero por otro lado, aun después de todas estas acciones, el mayor experto que fuera, el hombre más dedicado que fuera, no triunfará, porque nosotros estamos en un negocio que triunfará únicamente en forma de Arvut (responsabilidad mutua, garantía). Tiene que haber preocupación tanto del individuo como del colectivo. Eso es obligatorio.

Tiene que haber un funcionamiento correcto de cada uno y apoyo de todos a cada uno. ¿Cómo es que está escrito? “Como un solo hombre en un solo corazón”, uno para todos y todos para uno. Esa es la ley de un todo íntegro que está formado por partes.

Del amor al prójimo al amor a Dios

¿Cuál es el lugar en el cual la sociedad tiene que cuidar de mantener contacto con el Creador? Si tú ya no piensas en que todo depende solamente de la persona o de la sociedad, sino que está todo conectado a un cierto camino, y tratas de corregirte a ti mismo por fuerza de la Arvut (responsabilidad mutua), enseguida descubres muchísimos problemas que no tienes la fuerza para enfrentarlos. Y entonces seguramente necesitas del Creador. La conexión surge de la necesidad.

Todo lo que hagas, fuera del amor al prójimo, no te llevará a acordarte del Creador, específicamente del Creador. El pedido de que Él me de algo en este mundo, en el mundo por venir, seguridad, etc., ese no es el Creador del que hablamos, es simplemente un tipo de imaginación. Puedes acordarte del Creador, el cual es la fuerza general del otorgamiento que se revela dentro de las vasijas, dentro de las almas, sólo con la condición de que la persona va hacia la conexión, hacia la responsabilidad mutua.

De esta forma la persona descubre que jamás podrá llegar a una relación con el prójimo, y ni siquiera tener alguna actitud hacia él, ni hablar de amarlo. Y entonces dentro de las angustias -y no así nomás por medio de la lectura en los libros-, la persona comienza a descubrir dentro de su corazón la falta de algo – así es cómo se entera de qué es ese “adhesivo”, qué es el “Creador”, la fuerza de otorgamiento que vive dentro del creado, dentro de la conexión. Solamente entonces la persona entiende cuál es ese discernimiento, y no antes. Ya que antes no puede diagnosticarlo. Se parece a la diagnosis de una enfermedad – sólo por medio de un complejo de detalles y síntomas que aparecen en el cuerpo, los cuales corresponden los unos a los otros en cierta forma, se puede llegar a cierta diagnosis. Por medio del cálculo que hace el médico de los distintos detalles, él descarta las posibilidades que existen hasta que llega a la obvia conclusión e identifica el lugar de la enfermedad.

Por eso está escrito “del amor a los creados, al amor a Dios”, porque no hay otra forma para localizar siquiera la dirección hacia el Creador, más que por medio del trabajo en la sociedad – a saber ¿Quién es el Creador? ¿Qué es? ¿Qué tipo de “ser” es? ¿Qué tipo de cualidad es? De cualquier otra manera, no se puede decir nada sobre Él. Y lo que generalmente piensa la gente sobre el Creador ni se acerca a lo que es esa fuerza, a “Dios”. Es imposible saber qué es el Creador mientras no se llega a la vasija que de su interior se puede descubrir esa luz que se llama “Divinidad”.

Y la vasija es la relación entre yo y los demás. Entonces si la persona no se enfrenta con esto, no forma esa carencia, y a partir de su experiencia ve que no triunfa -como cuando alguien construye algo, primeramente ve que “me falta algo y no sé que es”, y entonces busca hasta que de repente entiende qué es justamente lo que falta. Y cuando se reconoce la falta es ya un grado de gran maestría. Entonces únicamente por medio de la necesidad la persona puede descubrir el Creador, de no ser así, es que no lo necesita. Tienes que necesitarlo de verdad.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *