Peligro de disturbios sociales tras el coronavirus, parte 1

Con el tiempo, el miedo asociado con la pandemia del coronavirus están cambiando; de los problemas relacionados con la salud a los problemas de desempleo y falta de alimento. Muchos negocios no sobrevivirán a la crisis causada por el coronavirus porque ya no habrá demanda de sus servicios. 

La humanidad está cambiando; comienza a considerar muchos viejos hábitos como lujo excesivo. El consejo del programa mundial de alimentación de la ONU teme que el coronavirus provoque hambruna global a escala sin precedentes, como en la profecía bíblica. Y al mismo tiempo, los ricos se hacen más ricos a expensas de los demás.  

El estilo de trabajo va en cambio a una automatización incluso más grande, los precios de los energéticos están cayendo drásticamente y el futuro trae miedo e incertidumbre ¿qué sucederá con el mercado laboral y hacia dónde va? 

El coronavirus es una fuerza que, aunque biológica, causa grandes cambios ¿hacia dónde nos dirige, hacia dónde empuja a la sociedad humana? El virus nos hace entender que vivimos en una sociedad integral y estamos interconectados. 

No nos permite acercarnos por el peligro de transmitir partículas dañinas, virus, que pueden infectarnos con una enfermedad mortal. Así, el virus, nos muestra que nuestra conexión no es buena, pero si podemos arreglarla, podemos vivir sin restricciones. 

De otra manera, es poco probable que podamos volver a la vida normal. Por supuesto, tratamos de encontrar cura para el virus, para poder acercarnos a los demás, como antes, pero no funcionará. 

Pienso que la humanidad tendrá que avanzar hacia esta forma común, global, integral, de conexiones correctas. Así, la naturaleza nos influirá de tal manera, que nos obligará a tomar conciencia y organizar buenas conexiones entre nosotros. 

Hoy, ya esperamos esa conexión. Intentamos engañar a la naturaleza al quedarnos en casa, usar cubrebocas, etc. Pero serán revelados nuevos obstáculos para que finalmente entendamos que debemos cambiar nuestra interrelación. 

Y al grado en que la cambiemos, que la llevemos de egoísta a altruista y amigable, en ese grado podremos estar en contacto, hacer negocio y ganar dinero. Nuestro sustento debe estar basado en buenas conexiones y no en ganancias egoístas. 

A principios del siglo 20, la humanidad vivió una epidemia similar, la gripe española, que cobró muchas vidas. Además resultó en muchos cambios sociales, pero no provocó ni cuarentena ni aislamiento, como el coronavirus. 

La gran diferencia es que la humanidad de hoy recibe un golpe global, de forma virtual e instantánea, la epidemia se extendió en todo el mundo, sin perdonar a ningún país ni nación. El virus nos demuestra que estamos conectados como un cuerpo. Esto nunca pasó en epidemias previas. 

Vivimos en una nueva era llamada “última generación”, la última generación egoísta, que debe corregirse y vivir en buena conexiones como en familia. Lo primero que el coronavirus nos muestra es que el mundo entero es una familia. Puede no parecernos tan claro, pero en los próximos años tomaremos conciencia de ello. Podremos defendernos contra esas fuerzas de la naturaleza. 

El mismo coronavirus tiene muchas consecuencias diferentes, que aún están por revelarse y no debemos tomarlas a la ligera. Es mejor cumplir con sus demandas. El virus nos dice: “Trátense bien, como familia y no tendré que venir a mostrarles que son egoístas y distantes entre ustedes”. 

La cuarentena provoca incomodidad y tensiones en la sociedad y pueden resultar en un colapso económico. La epidemia le niega al mundo estabilidad y seguridad básicas. Si no formamos buenas relaciones, es decir, si fracasamos en resolver el problema de raíz, enfrentamos una crisis económica en todos los ámbitos, porque estamos conectados con dependencia total. 

Al final, podríamos llegar a una guerra mundial, está formulado en el programa de la naturaleza. La naturaleza no tiene piedad; es un sistema de leyes y si no respondemos hoy y no cumplimos con sus requerimientos, vendrán fuerzas incluso más poderosas y nos obligarán a trabajar en nuestra corrección, hasta que nos unamos dentro de una sociedad humana de forma tan integral como los demás niveles de la naturaleza: inanimado, vegetal y animal. 

Los habitantes de la Tierra trata a sus semejantes humanos peor que lobos hambrientos. Y la naturaleza no está de acuerdo. A medida que avanzamos, debemos ser conscientes de que sólo una buena conexión pueden atraer la fuerza buena que nos ayudará a avanzar. 

Por cierto, los lobos se tratan muy bien entre ellos. Somos nosotros los que pensamos que un lobo es peor que un hombre. Es una falsa apreciación común.
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De Kabtv “Perspectivas globales” 1/may/20

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