Qué broma me hace el Creador…

laitman_2010-03-10_5477Estoy encerrado en mi cascara, la cual me aparta del Creador que está afuera. Soy un esclavo, no puedo escaparme por mis propias fuerzas.

En cada momento actúa sobre mí una fuerza que, automáticamente, me devuelve a mí mismo, a mi centro egoísta.

¿Cómo puedo obligarme a prestar atención a lo que pasa afuera para comprender que “eso” también soy yo?

Entender que allí estoy junto al Creador. Allí está mi realidad verdadera. Allí estoy fuera de mi animal. Allí está mi alma, fuera de este “yo” egoísta que ahora imagino como mi “yo” verdadero.

Son dos fuerzas que actúan en la naturaleza. Debo arreglar todo de tal manera que la segunda fuerza (centrifuga) actúe sobre mí del mismo modo natural, instintivo e inevitable que la primera (centrípeta).

¡Que dicha fuerza capte mi mente y mi corazón y sáqueme con vigor hacia afuera! ¡Que me obligue a pensar sobre otras personas y preocuparme por ellas! Necesito esto, porque no podré encontrar mi alma de otro modo…

Que me ayuda la fuerza del grupo cabalístico. Sólo el grupo puede convencerme de salir de mi círculo y poner atención sobre lo que está “fuera de él”.

Cuando cambio mi actitud de lo “interno” a lo “externo”, dejo de preocuparme de mi cuerpo y empiezo a preocuparme de mi alma. ¡Entiendo que esta realidad externa que me parecía ajena e indiferente, esconde en sí misma mi yo verdadero!

Este círculo externo es más valioso para mí que el círculo interno, porque allí está mi alma eterna.

El círculo interno, al contrario, es un animal que sólo vivirá unos 70 años.

Pero la ocultación no me permite verlo. Cuando empiezo a entender esto, me pasmo: ¡qué broma me hace el Creador…!

(Extracto de la preparación a la lección, correspondiente al 01 de abril 2010)

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