Regresando a la unidad que ya existe

Necesitamos la influencia de la Luz que Reforma para hacer de nosotros un deseo, una vasija. ¿Cómo podemos evocar esta Luz para que brille en nosotros? Para esto, los cabalistas han descrito sus acciones. No hay diferencia si estas acciones están directamente relacionadas con nosotros. Lo importante es que despertemos la Luz. A través de nuestras intenciones, nosotros despertamos, al «Uno, único y unificado» que existe.

Cuando leo El Libro del Zóhar, yo no siento nada. Lo que está descrito allí está oculto para mí. Imaginar distintas imágenes es crear ídolos. Yo sé sólo una cosa: «El Uno», el concepto que anhelo, corrige las vasijas rotas, es decir los deseos que están separados por mi egoísmo. Yo quiero que corrija la separación. Esto es lo que pienso, lo que anhelo y pido.

No me preocupo de entender El Zóhar ya que como está escrito, «No es el sabio quien aprende». Esto es llamado «estudiar la Torá». Después de todo, la Torá, el método de corrección (como está escrito, «Yo creé la inclinación al mal, y creé la Torá como condimento»), no se logra por la mente. Yo corrijo mi egoísmo y me conecto con otros por medio del el poder del «Uno». En esta colección de deseos, descubro la nueva realidad integral, el mundo superior.

Sabemos esto de la experiencia que cada uno de nosotros tiene después de años de estudiar la sabiduría de la Cabalá. La mente no ayuda de ninguna manera. Hay algún cambio interno, y entonces empiezo a entender, a sentir, y a conectar mejor las diferentes nociones.

Entonces, con el fin de evocar la influencia del Uno quien me unirá con toda la realidad, yo simplemente tengo que leer acerca de Sus acciones. Sin embargo, yo aspiro hacia el resultado de la lectura, la influencia de la Luz que Reforma: Esta me regresa al estado del Uno desde donde esta viene. Esto es lo importante.

Yo añado el grupo a esto, me añado a mí mismo, a todo el mundo, y todo lo que percibo en mi realidad. Todo tiene que conectarse a la noción del «Uno, Único y Unificado».

(61832 – De la 2º parte de la lección diaria de Cabalá del 11/27/2011, El Zóhar)

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