Repetir la obra del Creador significa convertirse en Él

disappering_thumbEl deseo creado por el Creador se divide en una multitud de partes o deseos; después pasa por una serie de cambios hasta que se estabiliza en un estado en donde el deseo llamado el “yo” se revela. Este deseo se percibe como un deseo interior que existe en un deseo exterior, en un mundo de deseos ajenos, en imágenes de personas, animales, pájaros, peces, vegetación y rocas. Sin embargo, todo esto forma parte del mismo deseo que descendió de Maljut del Infinito a un estado en donde empieza a discernir y percibir que proviene de un punto interno llamado Adam HaRishon después del rompimiento.

Eso es el “yo” dentro de cada uno de nosotros: el grado más bajo del desarrollo del deseo. En este grado, el deseo empieza a reunir todos los deseos fragmentados que se manifiestan como ajenos, regresando a un estado de totalidad y perfección. Al unir los deseos como uno, estudiamos nuestro “yo”, la forma en que fue creado y a nuestro Creador. Como resultado, este “yo” se vuelve semejante e igual a Él.

Sin embargo, yo no soy el deseo, yo soy el punto fuera del deseo creado. Como yo, el Creador existe también fuera del deseo que Él creó. Él creo este “yo” y Él creó el deseo opuesto a Él para que al estudiar este deseo opuesto a Él, “yo” pueda aprehenderlo a Él.

Este deseo entre nosotros es como el banquete entre el anfitrión y el huésped; les permite acercarse hasta que alcancen el amor y la unidad absolutos. En otras palabras, el deseo creado por el Creador es el medio de mi unión con Él.

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El Creador existe fuera de este deseo, así como “yo”. El Creador tiene un punto de contacto con el deseo, como yo. ¡Resulta que los dos somos iguales! Entre nosotros existe el deseo. Él creó también la Luz que lo llena. Yo soy la sensación o consecuencia del rompimiento, una chispa que existe fuera del deseo, que se me dio para que pueda aprehender al Creador.

Dentro del deseo, Él construyó los mundos, Partzufim y Sefirot, y mi trabajo es reinstaurar la totalidad anterior y la perfección, para devolver al Uno, Único e Indivisible. Entonces seré completamente igual a Él y lo conoceré por sus acciones.

(Extracto de la lección sobre El prefacio a la sabiduría de la Cabalá, correspondiente al 07 de diciembre 2009.)

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