Rosh HaShaná – celebramos la creación de Adam

Todas las naciones del mundo celebran el Año Nuevo como un día ordinario de fiesta y solo los judíos tenemos un festejo especial, porque celebramos la creación de Adam.  Es una fecha muy significativa. 

Cinco días antes del Año Nuevo (Rosh HaShaná), la creación del mundo tuvo lugar; y el día del Año Nuevo, en la quinta hora del viernes, Adam fue creado.  

Todas las fechas marcadas con rojo en el calendario judío, no están dedicadas a celebraciones corporales, sino a algunas acciones espirituales, incluyendo la creación del mundo y la creación de Adam. Ellas le dieron a nuestro pueblo un movimiento general y con propósito para el avance.  

Adam es un alma, es decir, una estructura de fuerza, una red de fuerzas que supuestamente está ubicada en algún lugar en el espacio y es una analogía del Creador. 

Pero desde arriba, fue creada por la influencia de la fuerza superior, que es bondad, amor y otorgamiento. Por lo tanto, la estructura se encontraba en el mismo estado de otorgamiento, amor y misericordia para ella misma; y era un capullo interno, autosuficiente que no necesitaba desarrollarse y existía por sí misma. 

Con el fin de obligar a esta estructura a desarrollarse, fue necesario sacudirla de alguna forma, para incluir en ella un elemento de interferencia, una aguda influencia externa. Esto se hizo con la ayuda de un sistema adicional llamado Hava ó Eva. Eso alteró el equilibrio interno de Adam y como resultado, esta estructura explotó desde adentro.  

Por ejemplo, cuando ocurre un desequilibrio en una bomba atómica, por causa de una convergencia excesiva de las dos mitades, la masa crítica aumenta y empieza una autodegradación, que conduce a una explosión nuclear.  

Lo mismo pasó aquí. Resulta que celebramos básicamente la caída. Pareciera que tendríamos que estar de luto, sentarnos a llorar, hacer ayuno y “esparcir cenizas sobre nuestra cabeza.”

No. Lo celebramos porque gracias a la ruptura, nos podemos reunir a partir de los fragmentos de Adam y Eva y conducirnos al estado que se asemeja a la fuerza superior que los creó y volvernos iguales a ella en perfección y eternidad.  

De esta forma corregimos lo que el Creador deliberadamente rompió para nosotros, justo como los padres desarman un rompecabezas al niño, para que al armarlo, desarrolle inteligencia. En toda esta acción, debemos ver la preparación del Creador, quien nos trata con amor y desea que alcancemos Su perfección, que seamos iguales a Él.  

Por lo tanto, celebramos la oportunidad que como día de fiesta, se nos dió para la corrección. Este es el Año Nuevo.

 

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