Ser dueño de mi mismo

A la persona no le importa si recibe u otorga, sino más bien cómo se siente al respecto. Si me siento bien, estoy dispuesto a llevarte un regalo cada día, cada momento. Lo principal es que me produzca placer.

El problema no está en dar el presente, sino en sentir placer de esto. En el momento en que yo sienta que otorgar me llena, te daré lo que quieras. No pienso si dar o no dar, sino acerca de cómo obtener placer de ello.

No hay mucho espacio para filosofar aquí porque no somos más que el deseo de disfrutar, por lo que podemos hacer cualquier cosa si nos trae llenado. La cuestión es ¿cómo llevar a cabo acciones sin recibir ningún llenado?

Es por ello que se nos dio el deseo de llenarnos de manera egoísta, para que por encima de ello, construyamos nuestra actitud hacia la forma de llenado. Tengo que revisarme a mí mismo. ¿Cómo puedo disfrutar? Esto quiere decir que me tomo por el cuello y ahora decido cómo debo disfrutar: de este modo o del otro. Hasta entonces, me estrangulo y no me permito recibir nada.

Así me vuelvo independiente. Soy libre con respecto al llenado, soy capaz de detener la recepción de llenado, o por el contrario, de llenarme. Esto me hace similar al Creador, porque Él es el amo, tanto del deseo como del llenado, y así es como me convierto en amo y tengo control sobre ambos.

¡Nosotros no entendemos cómo podemos estrangularnos con nuestras propias manos y que tan libres somos una vez que alcanzamos eso! Se trata de un estatus tan alto que sólo en él soy llamado «humano».

Hasta entonces sólo hay un cálculo automático en mí y nada más que eso. Es como querer dejar de fumar porque no es saludable. Todo depende de qué es más importante para mí.

(72564 – De la 3º parte de la lección diaria de Cabalá del 11 de Marzo del 2012, TES)

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