Todos los malvados y los justos se encuentran dentro de mí

El Zohar, Capítulo, Vayeji (Y Yacoov vivió), Ítem 93. Con respecto al resto de los malvados del mundo, no dice, “Y lo que hizo fue malo a los ojos del Señor”, sino que aquí está escrito, “Y Er, el primogénito de Yehudá era malvado”. Lo que él hizo era malo a los ojos del Creador porque está escrito, “Y lo derramó en el suelo”. 

La escalera de los grados espirituales mediante los cuales ascendemos desde nuestro mundo al Mundo del Infinito consiste de 125 grados (estados), que a su vez están divididos en una multitud de diferentes estados. Cada estado consiste de una vasija y la Luz dentro de ésta.

Por lo tanto, basándonos en lo que está escrito en la Torá, si me encuentro en el grado de “Er”, realizo un acto que se llama, “lo derramó en el suelo”. Y si ahora me hallo en el grado de Jacob, entonces, de acuerdo a este grado, formo las tres líneas.

Por lo tanto, cuando leemos El Zohar, necesitamos darnos cuenta que en un grado dado la persona representa una imagen llamada Moisés, Aarón, Abraham o Faraón, Bilam o Balak y ejecuta actos propios a cada uno de ellos. Estas imágenes se refieren a los estados internos de una persona, a través de los cuales, tiene que pasar, recibiendo una impresión de su “inclinación al mal” y la Luz que Reforma. La suma total de estas imágenes y formas adquiridas, se acumulan en una imagen general de semejanza con el Creador.

Todos los justos y los malvados se unen en ella con todos los vacíos (las vasijas) de los estados del malvado y las correcciones y los llenados con otorgamiento de los estados de los justos. Y de esta forma la persona se eleva en el Infinito.

(De la segunda parte de la lección diaria de Cabalá del 5 de septiembre 2010 sobre El Zohar.)

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