El deseo de recibir es la materia de la creación. Este deseo se desarrolla en los niveles de la naturaleza inanimada, vegetativa y animada, y pasa por diferentes fases como resultado de las cuales son formadas estructuras más y más complejas. Las partículas elementales se unen en átomos, los átomos son conectados en moléculas, y las moléculas son conectadas en diferentes materiales: gases, líquidos, sólidos y plasma.
Más tarde, el nivel del vegetativo se formó incluyendo todos sus componentes. Aquí la organización y composición de la materia es mucho más compleja y única dado que se desarrolla, absorbe, emite, multiplica, etc. El nivel animado es incluso más complejo.
Hablando en general, la materia incluye cada vez más partes diferentes y es más compleja. Diferentes procesos ocurren en esta, causados por un software interno y también por la influencia externa del entorno.
Eventualmente existe el nivel del hombre, el cual en su desarrollo también pasa por tres fases previas: el inanimado, vegetativo, y animado. La sabiduría se desarrolla, y también los deseos por comida, sexo y familia, dinero, respeto y conocimiento. La humanidad se desarrolla emocionalmente y de forma cognitiva, y la principal parte de nuestro desarrollo está en las relaciones entre las personas, el desarrollo social.
En adición a eso, la investigación moderna indica que renunciamos a nuestro desarrollo cognitivo en aras de las relaciones sociales. Esto es porque la sociedad generalmente arroja y expulsa a las personas que son demasiado inteligentes. Son humillados porque se interponen en el camino de la sociedad para sentirse como un solo cuerpo. La sociedad prefiere a las personas que son grises, simples…
Por lo tanto, de acuerdo al software de la naturaleza, la humanidad ha preferido desarrollarse, no de una manera especial emocional o cognitiva en la forma de una sociedad grande, unificada, gris, sino una en la cual las personas están conectadas. Eso es a lo que nos sentimos más atraídos mientras que no nos gusta, despreciamos y rechazamos todo lo que no es parte de este marco de referencia estándar. Así es cómo evolucionamos.
Eventualmente llegamos a una etapa especial en la cual una sociedad global se vuelve más o menos homogénea, y el punto en el corazón comienza a despertar en muchas personas, una nueva deficiencia, un nuevo deseo. Es un deseo especial que es revelado de acuerdo al plan de la creación, y no hay nada que podamos hacer al respecto. No es una manera de estar por encima de otros en el mismo plano, no es una adición de intelecto, sensaciones o cualquier otro talento. No, este punto pertenece totalmente a otro mundo y, por lo tanto, no implica ninguna competencia con nadie como se acostumbra en nuestro mundo.
Por siglos las personas descaradas que trataban de sobresalir en la sociedad y estar por encima de otros eran excomulgados porque la sociedad no tolera a esas personas. Pero el punto en el corazón es un impulso totalmente nuevo. No invoca competencia contra alguien que no tiene ese punto; abre un nuevo mundo para todos y en general no se detiene de ninguna manera.
Esas personas son llamadas “Israel”, lo cual significa Yashar-El (directo al Creador). Ellos interactúan entre sí, con otros, y especialmente con la fuerza superior de una manera diferente.
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De la cuarta parte de la lección diaria de Cabalá, Escritos de Baal HaSulam, 10/feb/14
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