Un hacha en las manos de un leñador


Baal HaSulam
, Carta 1: Y debido a que el supervisor y el supervisado son uno, es imposible distinguir entre el mal y el bien, y todos son amados y todo es claro, puesto que todos llevan las vasijas del Creador, listas para ensalzar la revelación y unicidad del Creador, y esto se siente por medio de los sentidos y de acuerdo a este valor, eventualmente se conocen todas las acciones y pensamientos, tanto los buenos como los malos, que portan las vasijas del Creador, y Él las preparó y estas salen de Su boca, y esto será revelado a todos como el final de la corrección.

Pero al mismo tiempo, este es un largo y amenazante exilio, y el problema principal es que cuando la persona ve alguna acción que no es correcta, cae de su nivel puesto que piensa que ella realiza esta acción, olvidando que Él es la causa de todo y que todo proviene de Él, y que no existe nadie más que haya hecho funcionar el mundo aparte de Él.

Podemos atribuirle los eventos buenos al Creador, pero la persona empieza a torturarse a sí misma por los malos eventos, a sentirse arrepentida por sus acciones y a lamentar lo que sucede con ella. Es duro para ella atribuirle todo esto al Creador. Está decepcionada y arrepentida de su pasado, de sus fallas, piensa que ella es la razón de los eventos desagradables o de no avanzar lo suficiente, o de haber pedido algo. Sólo posteriormente puede corregir estos «errores y actos maliciosos» con respecto al pasado y transformarlos en «justos».

Es lo mismo con respecto al presente y futuro: Si la persona considera que algo es malo, quiere decir que no le atribuye esto al Creador, sino más bien a otras razones. Es así como la Providencia superior arregló esto. Si ella piensa que hay otras razones aparte del Creador, entonces realmente es culpable de lo que está sucediendo, y esto es llamado «Y adorarás a otros dioses», idolatría.

Por lo tanto la persona rompe la primera ley de «No existe nadie más aparte de Él», y por consiguiente, se sale del camino. Ya no está enfocada en la meta de la creación, en la revelación del Creador; no está entre las fuerzas de equilibrio que le llevan hacia la verdad.

Por lo tanto, todo nuestro trabajo es revelar la Providencia superior como la Providencia privada que viene de «No existe nadie más aparte de Él» en la forma del bueno y benevolente, en cualquier momento del pasado, presente y futuro, y es igual para todas las personas del mundo.

Un ser humano es el punto desde el cual la persona determina que «no existe nadie más aparte de Él», y que Él es el bueno y benévolo. El punto desde el que la persona determina la cualidad de la Providencia superior crece gradualmente hasta que alcanza las dimensiones del Creador. Allí es donde está el crecimiento de todos los 125 grados espirituales.
(95598)
De la preparación para la Lección diaria de Cabalá del 16 de Diciembre del 2012

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