Un hombre futurista

En nuestro país, la Primera Guerra Mundial dio lugar a una nueva forma de Estado, sin precedentes históricos, no solo en el ámbito económico, sino también en el de las aspiraciones de las nacionalidades. Desde el punto de vista del naturalista (y creo, también desde el del historiador) un fenómeno histórico de tal potencia puede y debe ser examinado como parte de un único gran proceso geológico terrestre, y no simplemente como un proceso histórico.

La humanidad en su conjunto se está convirtiendo en una poderosa fuerza geológica. Surge el problema de la reconstrucción de la biosfera en interés de la humanidad libremente pensante como una totalidad única. Este nuevo estado de la biosfera, al que nos acercamos sin darnos cuenta, es la noosfera (Vladimir Vernadsky).

Mi respuesta: Esto es lo que dice la Cábala, solo que con otras palabras. Hay que entender de dónde le vino a Vernadsky semejante despertar. Sufrió tremendos choques, estuvo inconsciente durante muchas horas e incluso días al borde de la vida y la muerte.

Fue su egoísmo, y no su cuerpo, el que soportó las tensiones más fuertes. No sólo a nivel espiritual, sino también a nivel puramente fisiológico, surgieron en él tales condiciones previas que comenzó a sentir las delicadas capas del universo.

El sufrimiento purifica a la persona, la eleva por encima del egoísmo. El egoísmo, al experimentar el dolor, se cierra automáticamente, nos protege, no quiere sufrir.

Por regla general, cuando llega un mal momento, decimos: “No necesitamos nada. Tenemos algo para beber, para comer. Que sea solo paz, no queremos nada más”. Y cuando llega el buen momento, estamos dispuestos a consumirlo todo: “No, danos todo el mundo”.

Vernadsky experimentó un estado muy estresante cuando su rechazo al egoísmo se produjo en todos los niveles de su ser, tanto físico como moral. Por lo tanto, se dio cuenta de que la existencia futura del hombre y de la humanidad se encuentra precisamente en esa esfera, la llamó noosfera en la que la persona se eleva con su espíritu por encima del cuerpo a pesar de su egoísmo.

Este egoísmo, este llamado cuerpo nuestro, no fisiológico, sino interno, existe para que con su ayuda podamos transformarnos en un ser completamente diferente, que se identificará no con la materia, sino con su esencia interior.

Vernadsky lo experimentó dentro de sí mismo durante la pérdida de la conciencia, durante el rechazo de su cuerpo, en todas estas sensaciones, que eran bastante fuertes y evidentes, le dejaron bases informativas muy serias, que luego desarrolló más.

Por lo general, en una persona que sufre estas condiciones, se borran gradualmente. Las de Vernadsky no fueron borradas. Es realmente un hombre especial que experimentó una salida del egoísmo hacia un estado espiritual completamente diferente, supra egoísta. Por lo tanto, fue capaz de describir más o menos los estados de transición y los próximos de la humanidad.

No tenía ningún aparato conceptual, descriptivo. Al fin y al cabo, era geólogo de profesión y se ocupaba más de la naturaleza inanimada. Y de repente empezó a sentir en ella y a través de ella los niveles vegetativo, animado y humano de la naturaleza. Así, para él, todos estos niveles resultaron ser un ascenso a un estado en el que descubrió que se elevaba por encima de nuestro mundo.

 

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