Un remedio sencillo

izuchayu_knigu_100_wp[1]Es bien sabido que si se abandona a un niño pequeño en un bosque crecerá como un animal. De igual forma, si lo integramos dentro de una determinada sociedad, crecerá acorde a esa sociedad.

La persona  crece y se desarrolla bajo la influencia del medio ambiente que le presenta ejemplos y modelos específicos de conducta, que después debe seguir.

¿Cómo percibimos nuestro mundo? De acuerdo a nuestro desarrollo, a los enfoques que nos han enseñado y, en otras palabras, conforme a nuestros deseos. Eso nos hace ver determinadas imágenes de nuestro mundo y  a percibirlas de manera específica, a procesarlas en nuestro interior y a reaccionar a ellas.

Sin embargo, en cuanto al mundo espiritual no tenemos ningún modelo de conducta, ni imágenes, ni sensaciones, o entendimiento de lo que es. Es decir, si de alguna forma la imagen de la espiritualidad surgiera ante nosotros no seríamos capaces de percibirla.

Y así es como son las cosas: en realidad, todo existe aquí frente a nosotros, pero percibimos solo una pequeña parte de lo que existe porque no tenemos en nuestro interior los modelos e imágenes apropiados.

Por eso los cabalistas escriben libros para nosotros, hablándonos sobre el Mundo Superior. Ellos nos acercan a ese mundo, o para ser más exacto, bajan un poco  el Mundo espiritual hasta nosotros de tal forma que cuando leemos sobre él y nos esforzamos por entenderlo y sentirlo, nos llenamos con sus modelos aunque no los entendamos o no los sintamos.

Esto sucede gracias a un atributo especial que se llama  “Sgula” – milagro. Desde lejos evocamos estas imágenes espirituales hacia nosotros, aunque no las sintamos claramente en nuestro interior. Así es como nos preparamos para sentirlas.

(Extracto de la segunda lección del congreso de Turquía correspondiente el 23 de octubre 2009)

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