Un mundo nuevo después del diluvio

rav_2008-11-14_sl_img_7185_w[1]Cuando nuestro deseo egoísta se siente mal, nos maneja como con una traílla para que busquemos la felicidad. Sin embargo, eso no es suficiente para seguir en la dirección correcta, porque la meta de la creación no es huir del egoísmo. Es solamente la forma de ayudarnos, es una fuerza impulsora.

Para orientarnos en la dirección correcta, desde Arriba se nos concede un deseo, una chispa o punto en el corazón que nos llama al desarrollo espiritual. Esta chispa nos lleva a un grupo cabalístico y a un maestro para que podamos crecer y desarrollarlo.

Utilizando estos elementos, nos tenemos que construir un “arca”, con la cual podamos escapar de todo el mal, de todas las confusiones y los desafíos que encontramos en nuestro crecimiento espiritual. Al mismo tiempo, tenemos que entender que nada podemos hacer con respecto a los trastornos, ya sean externos o internos. Se revelan en nosotros y en nuestro entorno con toda intención, para que podamos fortalecer nuestra determinación y reunir nuestras fuerzas en contra de ellos, al igual que las aguas turbulentas del diluvio, destruyeron todo lo que era perjudicial y dejaron tan sólo lo necesario.

Efectivamente, nos hemos congregado aquí para construir un arca dentro de nosotros que represente el atributo de otorgamiento del Creador. Esta arca será nuestro refugio.

El Zóhar: Ve y entra en el arca con toda tu familia, pues todo lo que no busque refugio en el arca quedará borrado de la faz de la tierra.

Tenemos que adherir todo lo que podamos a Biná, el atributo de otorgamiento, el Creador, tanto como nos sea posible. Podemos hacerlo entregándonos a Él totalmente y aferrándonos a Él como una semilla en el útero de la madre. Todo lo que podamos adherir a esta cualidad se salvará y se desarrollará espiritualmente.

Los deseos que uno no pueda adherir a Biná serán destruidos por las aguas del diluvio. Noé es el único deseo dentro de mí que me puede llevar a la espiritualidad, siempre y cuando lo pueda separar del resto de mis deseos que no se pueden desarrollar espiritualmente. Por eso es que quiero conectarme a la espiritualidad por medio de este deseo. Es el único deseo que quiero cultivar.

Tengo que cortar el resto de los deseos y ahogarlos en las aguas del diluvio, porque solamente puedo avanzar con el único deseo que simboliza a Noé. Con este deseo puedo construir un nuevo mundo: el mundo después del diluvio.

No sé como será este nuevo mundo. Yo me desarrollo entro de Biná como en el útero de una madre y que sea lo que sea. Cuando resurja, habrá un mundo nuevo.

(Extracto de la lección sobre El Libro del Zóhar, correspondiente al 30 de noviembre 2009) 

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