¿Un pueblo o un manojo de refugiados?

dr.laitmanPregunta: ¿Qué hay para hacer en esta situación en la que los misiles están volando y una sirena suena todo el tiempo? ¿Cómo debo actuar para que un cohete no me golpee?

Respuesta: Para que los misiles no nos golpeen, es necesario influir en ellos de alguna manera, y, en primer lugar, es necesario examinar qué clase de fuerza está enviándolos. Ciertamente, todo lo envía la fuerza superior. La sabiduría de la Cabalá explica que sólo un sistema opera en el mundo, el cual está dirigiéndonos hacia la corrección.

Desde los días de la antigua Babilonia, desde los días de nuestro padre Abraham quien comenzó este proceso, hasta nuestros días, estamos avanzando hacia la corrección, y la corrección es conectarnos en un todo único.

Abraham comenzó esta corrección a partir de un pequeño grupo de personas que se llamaban a sí mismos «Israel», Yashar El. Él les enseñó cómo alcanzar la unidad, el otorgamiento y amor. Durante algún tiempo el pueblo de Israel mantuvo un estado de unidad así, durante el exilio de Egipto, el deambular en el desierto, el Primero y Segundo Templo, hasta que se descubrió en nosotros el odio hacia los demás.

Desde el nivel del amor fraternal, caímos al odio infundado, y desde entonces, hemos estado viviendo dentro de este odio, separados en el odio mutuo. Este estado es llamado «exilio», y nosotros hemos vivido en este estado hasta hoy.

Hace cerca de cien años, se nos dio la oportunidad de volver a la tierra de Israel y de comenzar a vivir en ella nuevamente como el pueblo de Israel en su propia nación. Sin embargo, el pueblo de Israel puede existir en la tierra de Israel sólo con la condición de que el amar a los demás como a sí mismos se impregne allí: Todo Israel son amigos conectados con garantía mutua, y es imposible hacer a los demás lo que es odioso para ustedes.

Sin embargo, no estamos llevando a cabo estas condiciones, por lo tanto, no estamos acercándonos a un estado en el que sea posible llamarnos el pueblo de Israel que vive en la tierra de Israel. Mientras tanto, esto es sólo una reunión de los exiliados y refugiados que nos establecimos en este lugar gracias a las condiciones temporales que nos dio la naturaleza.

No tenemos ningún mérito para estar viviendo así en esta tierra. Los cabalistas escribieron sobre esto en cada generación, y hoy tenemos que entender que todo lo que fue escrito por ellos verdaderamente está realizándose en nosotros en nuestros días. O aceptamos las condiciones sobre nosotros mismos, de acuerdo a las cuales el pueblo de Israel debe vivir en la tierra de Israel, en otras palabras, estar conectado y unificado, o no tendremos lugar, no sólo en la tierra de Israel, sino en ningún lugar del mundo en absoluto.

Porque las naciones del mundo suponen que al existir de esta manera, estamos causándole daño al mundo entero. Queremos que no caigan sobre nosotros los misiles, creemos que debemos ser respetados en todo el mundo y estar relacionados con ellos como todos los demás pueblos. Sin embargo, no sucederá de esta manera, y nunca sucederá.

No podemos ser como todos los demás, porque tenemos que ser superiores a todos los demás debido a que así es como está construida la naturaleza, que específicamente a través de nosotros, el poder más elevado llega a este mundo y lo calma, le da llenado. Si nos convertimos en una Luz para todos los demás pueblos, en los casamenteros que conectan a la fuerza superior con el mundo entero, entonces podemos ser altos y respetados. Sin embargo, si no nos comportamos así, entonces podemos esperar todo tipo de cosas desagradables, las cuales, al final, nos obligarán a llevar a cabo nuestra misión.

¿Quieren un alto el fuego? Tenemos una solución: ser un conducto entre la fuerza superior, que es buena y benévola, y el mundo entero. La sabiduría de la Cabalá explica cómo implementar esto. Debemos transformarnos activamente para convertirnos en «un reino de sacerdotes y una nación santa»; en otras palabras, para educarnos a nosotros mismos y enseñarle al mundo cómo ser otorgantes, conectores y amar a los demás.

Nadie tiene la culpa, ninguna persona en el mundo, incluyendo a nuestros más terribles enemigos que nos culpan desde todas las direcciones. No tenemos a nadie a quien culpar excepto a nosotros mismos por nuestra negligencia, nuestra pereza, nuestra demora en la corrección que hay que traerle al mundo. Esto se debe a que, desde los tiempos del Ari en adelante, estamos en una era de corrección, y somos nosotros específicamente quienes debemos traerla al mundo.

Todos los cabalistas, empezando por el Ari, escribieron sobre nuestra generación, sobre nuestros días, así como de la revelación de la Fuerza superior en el mundo, y esta revelación se hace a través de una simple acción: la unificación del pueblo de Israel.
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Del Kab.TV «La misión del pueblo de Israel» del 7/8/14

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