Una cortina que siempre es bajada

Existimos sólo en un estado, el Mundo de Infinito, pero está oculto de nosotros detrás de 125 cortinas. Bajo 125 ocultamientos corruptos por el descenso a lo largo de 125 grados, existo en la naturaleza opuesta. Pero no tiene impacto en mi entorno de ninguna manera. Incluso, si yo no veo, siento, o actúo, correctamente, aun estoy presente en el mundo espiritual y tengo que familiarizarme con sus leyes. De otra manera siempre perderé.
Sin embargo, ya que estoy distanciado del Mundo de Infinito, el sistema espiritual me trata de acuerdo a esto. Al hacerme descender, el sistema aplica el criterio que me «acomoda». Por supuesto, soy opuesto al otorgamiento, pero sólo por 1/125. Si estuviera presente en el Mundo de Infinito mientras soy totalmente opuesto a este, no sería capaz de tolerarlo.

Así, constantemente soporto daños de acuerdo a mi estado actual y mi próximo grado; siento una  brecha entre esos dos estados que es, de hecho, una fuerza que me mueve hacia adelante. Incluso en este momento el poder del mal en mí me atrae hacia abajo, y siento separación de la espiritualidad.  Me siento mal con este mundo y con el hecho de que no he escalado aun mi primer peldaño espiritual.

El sistema de Infinito está condensado en relación a nosotros; se reduce y crea ocultamientos, es decir mundos espirituales. Debido a este hecho, una persona, justo como un niño, siempre se enfrenta a la necesidad de crecer. Cada vez revela un grado más alto para poder aplicar un esfuerzo una vez más y escalar otro grado.

(21818 –  De la primera parte de la lección diaria de Cabalá del 22 de septiembre 2010, sobre la Agenda de la Asamblea.)

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