Una revisión de la devoción desinteresada

La grandeza del Creador es un asunto muy complicado. Por supuesto no podemos movernos sin sentir Su grandeza, pero no queremos que sea como en nuestro mundo en el que es parte de nuestra naturaleza respetar a una persona importante.

La importancia depende del entorno. Si las personas que me rodean respetan a alguien, yo también lo respetaré. Pero si las personas a mi alrededor no respetan a alguien, sin duda yo tampoco lo respetaré, sólo depende de la sociedad que deja una impresión en mí. Yo decido de acuerdo a la opinión de la sociedad quién es importante y quién no.

Naturalmente siempre estoy dispuesto a servirle a la persona importante. Sólo dependiendo de lo importante que sea la persona ante mis ojos, accedo a llevarle su equipaje que pesa 10kg. o 100kg., a trabajar para ella por un día o por toda una vida. Pero esos son motivos puramente egoístas. Si el Creador nos revelara Su grandeza, con gusto trabajaremos para Él, justo como trabajaríamos para una persona muy importante a causa del deseo egoísta. No sería fe por encima de la razón ni intención con el fin de otorgar sino un ego ordinario, dado que trabajaría por el placer que recibo de pertenecer a una gran personalidad.

Es un placer servirle a una gran persona; esta es nuestra naturaleza y entonces en ese caso nuestra maquinaria funciona con el combustible usual y no realiza ningún trabajo espiritual. Esto se debe a que el trabajo espiritual está por encima de cualquier pago que el deseo de recibir obtenga como compensación.

Entonces el Creador no puede revelarnos Su grandeza si se lo pedimos con el fin de usarla para trabajar poniendo la grandeza del Creador como condición para nuestro trabajo. Porque entonces tendríamos la misma situación que en nuestro mundo. Yo subestimé a alguien y lo traté sin respeto y de pronto la sociedad me dice: «¿No sabes lo grande que es este hombre? ¿Cuán listo, rico e influyente es?» Entonces inmediatamente comenzaría a respetarlo y estaría dispuesto a servirlo.

El Creador está oculto y no nos revela Su grandeza a menos que, con la ayuda del grupo, del maestro, y del estudio, nosotros nos preparemos con el fin de querer realmente el otorgamiento, y sólo si necesitamos la fuerza del Creador, Su grandeza, sólo con el fin de alcanzar el otorgamiento, la recibimos.

Esto significa, que el otorgamiento debe estar en primer lugar, y sólo en aras del otorgamiento debemos querer sentir la grandeza del Creador. Sólo en este caso revelaremos la grandeza del Creador, basados en cuán importante es para nosotros, en la importancia del otorgamiento.

La persona necesita preparar una deficiencia muy especial llamada las tres líneas. Averiguaremos más acerca de este punto muy importante, pero es bueno que nos hayamos acercado a él. Es una condición muy sutil pero muy fundamental el hecho de saber cómo separar dónde se ocultan las motivaciones egoístas y dónde está el verdadero otorgamiento con respecto a la grandeza del Creador.

(91654 – De la preparación para la lección diaria de Cabalá del 30 de Octubre del 2012)

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