Unificando dentro las dos fuerzas de la naturaleza

Sólo hay dos fuerzas en el mundo: la fuerza del otorgamiento y la de recepción. Al interactuar una con la otra, deben llegar al equilibrio, a la adhesión, y la unidad.

El deseo de recibir comienza a formarse en el interior el deseo de otorgar, de la Luz. La Luz influye constantemente en el deseo de recibir al desarrollarlo, mientras que el segundo responde a la Luz. De esta manera, comienzan a interactuar. Como resultado, el deseo de recibir placer evoluciona hasta alcanzar la habilidad de actuar por sí solo, de experimentar,  pensar y reaccionar ante el deseo de otorgar.

Por lo tanto, estos dos deseos disminuyen gradualmente, descendiendo más y más. Al final, esto nos permite analizar detalles muy finos que combinados, nos capacita para construir el sistema completo. Es como si desde un análisis global pasáramos a una investigación muy fina (como si estuviéramos utilizando pinzas), la cual nos permite obtener información no disponible en un enfoque general. Y este último nos proporciona lo que falta en el análisis particular.

Como resultado, necesitamos llegar a un estado en el que lo general y lo particular serán totalmente analizados y corregidos por completo. Por eso hubo el descenso de los mundos espirituales hasta este mundo, seguido por el desarrollo en este mundo. En el proceso de su desarrollo, nuestro mundo atraviesa las mismas cuatro etapas y llega a la creación del deseo de otorgar: de abajo hacia arriba, con el fin de volver al mundo del Infinito.

Los cabalistas son muy cuidadosos al explicarnos este proceso. En primer lugar, son científicos, y esta es la física de las dos fuerzas que actúan en la creación, la cual explica cómo estas fuerzas descienden a nosotros para que nos conectemos y empecemos a trabajar con ellas. Después de todo, ellas se realizan sólo en nuestros deseos, intenciones y discernimientos.

En la naturaleza, estas dos fuerzas están equilibradas. Pero se supone que debemos entrar en medio de ellas y ensamblarlas nosotros mismos, incorporarlas dentro a ambas, por completo. Como la naturaleza, el Creador, se compone de estas dos fuerzas, su propia fuerza de otorgamiento y la fuerza de recepción a través de la cual Él nos influye, así que tenemos que construirnos nosotros mismos a partir de estas dos fuerzas. Eso es lo que implica todo el programa de creación y evolución.

(42017 – De la 3º  parte de la lección diaria de Cabalá 5/2/2011, Talmud Éser Sefirót)

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