Verás tu mundo durante tu vida

La criatura es la fuerza de nuestro deseo común de disfrutar, que permanece opuesto a la fuerza de otorgamiento. Estas son dos fuerzas opuestas, como el «más» (+) y el «menos» (-), como los polos norte y sur de un imán. El universo entero es el resultado de la interacción de estas dos fuerzas.

Y si estas dos fuerzas se encuentran y se unen para llevar a cabo el trabajo, para recibir energía, dan lugar a la forma de los niveles inanimado, vegetativo y animado en nuestra percepción, puesto que crean la realidad que es llamada nuestro mundo.

Pero si, como resultado de nuestro desarrollo, comenzamos a sentir la necesidad de utilizar estas fuerzas no con la fuerza de recepción gobernando sobre la fuerza de otorgamiento, sino con la fuerza de otorgamiento tomando precedencia sobre la de recepción porque las posibilidades en este caso son sin ilimitadas, entonces nuestro desarrollo nos elevará al nivel de la fuerza de otorgamiento y empezaremos a sentir el sistema superior, el mundo superior.

Pero en vez de esto, nosotros aun vemos la imagen de este mundo, sintiendo el poder de la fuerza egoísta, y en vez de fuerzas, nos imaginamos el mundo material. El deseo egoísta pinta para nosotros las imágenes de la naturaleza inanimada, vegetativa y animada de lo que llamamos el mundo. De todo esto, es difícil que nosotros imaginemos una realidad espiritual.

Aquel que ha experimentado esta revelación, explica que no es necesario esperar a que se produzca el desarrollo natural, el cual será, con el tiempo, logrado por todos: por todas las partes del deseo de disfrutar. Sin embargo, podemos acelerar nuestro desarrollo para alcanzar el estado deseado en cuestión de días, meses o años. Como se nos dice: «Verás tu mundo durante tu vida».

Todo depende de cómo tratemos de alcanzar la unidad, y no de alcanzar la unidad con el fin de obtener una mayor fuerza colectiva, sino para alcanzar la fuerza que está por encima de nosotros. Es decir, no se unimos con el fin de sumar las fuerzas de todos los participantes, como en un equipo deportivo o en unidad militar. En nuestro contexto, queremos mostrar una nueva cualidad que ninguno de nosotros tiene y que se llama el atributo de otorgamiento.

Si revelamos esta propiedad entre nosotros, no dentro de cada uno, sino en nuestro anhelo hacia los demás, lo cual es llamado la Luz reflejada, Jassadim, entonces, en ella descubriremos la fuerza dirigida hacia nosotros, que es llamada el Creador. Dentro de la Luz de Jassadim, se revela la Luz de Jojma, en la fuerza de otorgamiento que viene de nosotros, descubrimos la fuerza superior de otorgamiento.

Por lo tanto, todo depende de cuánto se esfuerza cada uno de nosotros por salir de sí mismo y elevarse al nivel de otorgamiento a los demás. Ustedes no pueden engañarse pensando que somos capaces de salir de nosotros mismos, de unirse con los demás para otorgar, y revelar la Fuerza superior en nuestra aspiración por salir de nosotros mismos. Esto es imposible porque no tenemos esas cualidades dentro de nosotros, y ninguno de mis esfuerzos pueden extraer de mí lo que no tengo. ¡Yo no tengo otorgamiento!

Y ¿qué hay dentro de mí? La propiedad directamente opuesta, una consecuencia de la ruptura que fue creado en mi raíz antes de mi creación para este propósito. Todo esto fue para revelar este contraste en mí, para que yo demande que se me dé la verdadera propiedad de otorgamiento. Tengo que exigírsela a la Fuerza superior, porque sólo ella es capaz de convertir mi fuerza egoísta, mi ego, en otorgamiento y amor, para que el odio se convierta en amor. Pero lo más importante es que en el curso de este trabajo, yo establezca la conexión con la fuerza correctora, con el Creador.

(70658 – De la 1º parte de la lección diaria de Cabalá del 2/22/12, «Arvut» (Garantía mutua)

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