¿Bajo una prensa o en la incubadora?

Hay muchos problemas esperándonos en el camino espiritual, y eso es porque el desarrollo espiritual sucede a pesar de nuestro deseo y está dirigido hacia el estado opuesto a nosotros. Debemos «operar» en nosotros mismos en cierto sentido.

Pero esto es completamente realista. Puede ser hecho por medio de la sabiduría que adquirimos durante el estudio y la oportunidad de atraer la Luz contenida en este. Por lo tanto, tenemos los medios necesarios y los instrumentos. Así es como avanzamos.

Baál HaSulám escribe lo siguiente en «La Nación»: Todos los animales dependen completamente de la naturaleza. Son incapaces de desarrollarla de ninguna manera o influir en sí mismos sin ella.

Los animales avanzan instintivamente al grado en que cambian desde el interior de acuerdo con las órdenes internas y externas de la naturaleza. Los niveles inanimado, vegetativo y animado han avanzado a través de toda la historia. Por ejemplo, a través de 15 mil millones de años incluso la materia inanimada fue sometida a cambios. Más aun en los reinos vegetal y animal, que se desarrollaron y alteraron sus especies. El hombre, en su turno, comenzó a desarrollarse al final, en el curso de los últimos cien a doscientos mil años. Así es como la naturaleza lleva al mundo hacia adelante.

La sociedad humana en su desarrollo, está una vez más atravesando por los mismos niveles: inanimado, vegetativo, animado, y humano, pero ya en el nivel humano. Y el hombre se está moviendo una vez más instintivamente: empujado por la naturaleza, se ve obligado a ir de un estado al siguiente. Al ver la historia vemos como las naciones súbitamente «estallan», teniendo revoluciones y transformaciones.

Así es como nos desarrollamos hasta que finalmente, el humano crece hasta ser hombre. Este nivel está apareciendo en la humanidad ante nuestros mismos ojos y difiere de los niveles previos por la habilidad de tomar la ley de desarrollo en sus propias manos, de llegar a ser similar al Creador, de elevarse encima de la naturaleza y acelerarla. La naturaleza nos hace avanzar a un paso específico hasta el fin del periodo de 6000 años, usando la «prensa del desarrollo» en el camino del sufrimiento, mientras que el hombre toma esas fuerzas en sus propias manos y se desarrolla más rápido, mediante su propio deseo. Él no ve la ley de desarrollo como un mal, sino como bondad que él desea. Así es como se realiza a sí mismo como humano, uno que es similar al Creador. Él toma un ejemplo del Creador, aprende lo que el Creador hace en la creación, y desea actuar de la misma manera.

En un cierto punto las personas estudiaron el proceso de cómo se producían los pollos. Luego aprendieron a hacer incubadoras y alcanzaron un desarrollo que correspondía a sus necesidades. Como resultado, todos los días tenemos la cantidad necesaria de huevos y ya no dependemos de las leyes de desarrollo de las gallinas.

Así es exactamente como tenemos que actuar con nosotros mismos. Por esto Baál HaSulám continúa: Sin embargo, no es así con el hombre, que está dotado con el poder del pensamiento. En virtud de la maravillosa cualidad de esta fuerza, él es liberado de los límites de la naturaleza y la desarrolla. Su función es observar las acciones de la naturaleza y hacer su trabajo de la misma manera en que esta lo hace.

Como sabemos, “Naturaleza” (הטבע) tiene la misma guematría que «Creador» (הים-אלו).

Él no espera recibir de la naturaleza pollos ya hechos, esperando que llegue una gallina y empolle los huevos, sino que hace una incubadora que calienta los huevos y produce pollos para él, similares a los pollos reales.

En adición, Baál HaSulám escribe lo siguiente en el artículo «La Paz»:

Existen dos poderes operando en el proceso de desarrollo:

Uno es el «poder de los cielos», que garantiza que todo lo malvado y dañino regresará a ser bueno y útil, pero «en su tiempo», es decir mediante un camino difícil y largo donde el «objeto de desarrollo» experimenta dolor y un horrible sufrimiento, estando bajo «la prensa del desarrollo» que lo aplasta con una crueldad inaudita.

El segundo es el «poder terrenal», es decir, personas que han tomado el control de las leyes de desarrollo en sus propias manos. Porque son capaces de llegar a ser completamente libres de los límites del tiempo, aceleran de manera significativa la llegada del final, es decir la maduración final y la corrección, lo cual es el final del desarrollo.

(36469 – De la 1º parte de la lección diaria de Cabalá del 1/27/11, Escritos de Rabásh)

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