Mi corazón se quiebra cuando veo que soy incapaz de lograr una sola acción espiritual de otorgamiento con mi propia fuerza. Entiendo que no tengo conexión alguna con la espiritualidad y que no estoy listo para unirme con los amigos. En otras palabras, me siento como un simple animal, incluso más bajo que eso.
Y desde este estado necesito despertar. Si antes de esto hacemos un pacto de garantía mutua para actuar juntos dentro del grupo, eso me ayudará. Así siento que no estoy solo y que no se trata de las personas, sino de la conexión mutua de deseos, intenciones, pensamientos y esfuerzos; luego, basado en todo esto, puedo actuar.
Perdemos el sentido de un Kli común. No es que de pronto me separe de los demás. Nuestra conexión existe. No me afecta porque ahora estoy en un descenso y desconectado, pero sí afecta a los demás y ellos me salvan.
Debido a este hecho -de cada uno siendo salvado de un descenso en esta forma- se convierte en una Sefirá principal, Maljut, agregando su deseo a las nueve Sefirot superiores. En esta forma aparece un Kli capaz de dirigirse al Creador.
¿Qué significa que los amigos le lanzan una cuerda y le sacan del río? Ellos se dirigen al Creador pidiendo por él, porque es incapaz de hacerlo por sí mismo. Cada uno pide por los demás y en esta forma, todos se salvan.
Sin embargo, si te diriges al Creador desde tu corazón roto, con una petición para ti, entonces Él no te escuchará.1
De la tercera parte de la lección diaria de Cabalá 21/mar/18, Escritos de Rabash, volumen 3, artículo 877, «Tres plegarias»
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