A la espera de un milagro

Pregunta: Vemos que nuestros esfuerzos deben dar lugar a un milagro. ¿Qué debemos hacer para que esto suceda?

Respuesta: Tenemos que quererlo realmente, como un pequeño niño. Sin embargo, un milagro ocurre después de numerosos esfuerzos. Tienes que ver lo que es el monstruo de tu ego y cómo se interpone en tu camino, bloqueando todo lo que es bueno. Tienes que llegar a odiar el ego a pesar de que creciste en el » regazo» de Faraón, jugando con su corona (Keter), y fuiste uno verdadero príncipe que lo tuviste todo.

Ahora, odias tu ego apasionadamente no puedes permanecer en él. Estás listo para recibir golpes del ego. Tú intencionalmente lo sujetas a las diez plagas de Egipto con el fin de desconectarte de él.

Sin embargo, cuando sentimos un golpe, de inmediato tratamos de escondernos de él, porque lo asociamos con el ego. Sin embargo, si me desconecto del ego, entonces estaré de acuerdo en aceptar los golpes: Que el ego reciba los golpes y sufra, el ego no es mi «yo». Simplemente estoy junto a él.

Entonces, gradualmente comenzaré a separarme del ego hasta que pase por todas las diez plagas. Yo no me asocio con el ego, a pesar de que el ego está sufriendo mucho. Esta es la única manera de elevarme por encima de él y escapar.

Escapar es salir de Egipto. Esto es cuando casi me he desconectado del ego, pero todavía hay delgado hilo restante que he cortado con el fin de desconectarme a mí mismo completamente y salir corriendo en la oscuridad de la noche.

Necesitamos pasar por todas las desconexiones antes de alcanzar el final por medio de golpes metódicos. Tenemos que elevarnos por encima de ellos.

Nuestro trabajo consiste en no desear sumarnos a Faraón: Él está separado de mí, y yo estoy separado de él. Es cierto que crecí en su casa. Yo vine de él, pero no es mi «yo» Ahora, el faraón es mi mayor enemigo.

El milagro está en la ayuda que consigues. Así es como suceden todos los milagros: Trabajamos y ponemos en el esfuerzo en desconectarnos del ego y elevarnos por nosotros mismos, y al final, ocurre un milagro. La luz hace que suceda después de haber puesto allí todo tu esfuerzo.

Así, después de trabajar duro, esperemos un milagro. ¡Feliz Januka!

(28331 – De la 4º parte de la lección diaria de la Cabalá 12/1/10, Escritos de Rabash, «Januka»)

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