Acceso al programa del mundo, parte 1

dr-michael-laitman

Pregunta: El estudio de la Torá ha acompañado al pueblo judío a través del tiempo, pero en esta época nuestra actitud se ha vuelto controversial.

Los seculares asocian el estudio de la Torá con los judíos ortodoxos, vestidos de negro y balanceándose sobre un libro ¿cuál es el significado de “ocúpate en ella día y noche” si para la mayoría, el estudio de la Torá es limitado a un corto curso en el currículum de la escuela?

Respuesta: El estudio de la Torá no es en absoluto lo que implica hoy. La Torá es un programa del mundo entero. El sistema que controla el universo y a todos nosotros por encima de tiempo, movimiento y espacio, es llamado Torá. Por lo tanto, ocuparse de la Torá significa estudiar cómo está organizado nuestro mundo, cómo funciona y qué programa lo controla, nos desarrolla y nos hace avanzar, dado que  la persona debe participar en este programa.

Si un individuo recibe  acceso a este programa, puede aprenderlo y corregirse con su ayuda al alinearse con el mundo entero y con el sistema general de la naturaleza. La naturaleza es llamada el Creador; por lo tanto, el estudio real de la Torá es el conocimiento de la naturaleza ilimitada, que incluye al universo entero.

El estudio de la Torá significa estudiar el sistema general de la naturaleza, su programa, leyes y las fuerzas que operan en él. Estudiamos no en aras de una curiosidad ociosa, sino con el fin de unirnos al trabajo de este sistema. Después de todo, a pesar del hecho de que estamos dentro del sistema, se nos da algo de libre albedrío y la habilidad de corregirnos, llevándonos a la conformidad con el sistema.

Si cambio mi naturaleza y me ajusto al sistema, comienzo a entrar y a entenderlo. De una persona ordinaria que vive en este pequeño planeta, un limitado número de años, me convierto en una persona que escala los grados espirituales. Toda la naturaleza, su programa, el proceso de su desarrollo, lo infinito y eterno inherente a la naturaleza, se vuelve claro para mí.

Aparte de las sensaciones en los sensores corporales en el nivel animal, puedo desarrollar dentro de mí un sistema similar a la naturaleza que lo engloba todo, llamado alma. Inicialmente no tengo alma, pero puedo desarrollarla con el estudio del sistema general de la naturaleza -el programa que existe en la naturaleza y es llamado Torá.

Por lo tanto, el estudio de la Torá no es simple hacerlo en un libro; trabajamos en nuestro cambio y nos elevamos a un grado más elevado que nuestro grado actual. Gracias a esto, tengo la oportunidad de ver el mundo de extremo a extremo, en distancias ilimitadas, por encima de tiempo, movimiento y espacio. Conoceré las condiciones que preceden el surgimiento del universo, el comienzo de su desarrollo, y el resultado al cual debe llegar.

Me veo a mí mismo ahí, esa parte eterna en mí que constantemente se está transformando y entiendo cómo cambia y cómo ayudarle a desarrollarse de la mejor manera. También entiendo cómo puedo tener impacto en la realidad, en la gente y especialmente, en el pueblo de Israel, de manera que todo se desarrolle bien y de forma correcta.

Ahora, constantemente sufrimos los golpes de la naturaleza que nos empuja al desarrollo con puntas afiladas. Esto es llamado el camino del sufrimiento, el flujo natural del tiempo (Beitó). Sin embargo, en lugar de ello, nosotros mismos podemos aspirar a avanzar para desarrollarnos al ver nuestro estado futuro y avanzar de buena manera. Esto es llamado apresurar el tiempo (Ajishena).

Resulta que el estudio de la Torá implica la revelación de fuerzas especiales en la naturaleza circundante a través de las cuales yo y toda la humanidad podemos desarrollarnos de manera perfecta hacia una meta muy sublime, por encima de tiempo y espacio y, esto le permite a todos llegar a la inmortalidad y a la perfección.

Como pueden ver, esto no tiene nada que ver con el estudio de la Torá con el que estamos familiarizados.
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