Todos los deseos y pensamientos que surgen en el hombre sobre el trabajo espiritual, a favor o en contra, todos proceden solo del Creador. Nosotros siempre somos solo la consecuencia, mientras que Él siempre es la causa. Él siempre es la fuente, la raíz, el primero, y nosotros somos la consecuencia, los creados, los segundos.
Por lo tanto debemos entender que siempre sentimos nuestras reacciones a Su influencia y de acuerdo a esta comprensión, nosotros debemos responder. Es decir, si Él nos da pensamientos y deseos correctos, debemos estar agradecidos. Si hay pensamientos y deseos incorrectos, pero al mismo tiempo, Él nos recuerda que es El quien hace esto, entonces debemos pedir, y agradecer que nos lo haya recordado.
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