El estado de Maljut es cuando no tengo nada y el de Kéter es cuando hay todo. Tener todo en espiritualidad significa, alcanzar la capacidad de otorgar al Creador.
Pero, de repente, desde mi Kéter, donde lo tengo todo, desde el nivel adquirido de otorgamiento, caigo en ocultamiento; en otras palabras, pienso en mi, en el hecho de que no tengo nada. No entiendo nada; no siento nada; envidio a los demás y empiezo a despreciarlos. Me siento completamente inútil, completamente un cero.
Ésto se conoce como Maljut del superior. Recibí una adición de deseo no corregido, en el cual, siento la verdad: ¿quién soy realmente? ¿cómo puedo salir de este estado e ir más allá, al Kéter del superior?
Primero que todo, necesito dejar de pensar en mí; esto se llama restricción. No me importa ninguno de mis propios sentimientos; lo que importa, es lo que le pasa al grupo. Es como una madre a quien le importa más lo que pasa con su hijo, que su propia condición. Es decir, debo transferir el énfasis en mi, al grupo y del grupo al Creador.
Si puedo regocijarme de que pienso en el grupo y en el Creador desde la oscuridad total, significa que he ingresado al espacio espiritual y me encuentro en fe por encima de la razón, en otorgamiento por encima de mi propio deseo de recibir.
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De la 1a parte de la lección diaria de Cabalá 6/ago/18, sobre el tema “De la impotencia al clamor por el Creador”.
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