Brecha generacional, parte 2

Pregunta: Cada generación se caracteriza por distintos valores: unas valoran el dinero, otras el conocimiento y cada generación irá disminuyendo su aprecio a lo material y aumentando su búsqueda por los valores internos.

La brecha entre las generaciones se vuelven tan grande que no está claro cómo pudieran hoy los padres educar una nueva generación que vive en un mundo totalmente desconocido para nosotros. Después de todo, crecimos en el viejo mundo, el cual, tal vez ya pasó a la historia.

Respuesta: Esto se nota claramente. Imagina que un par de dinosaurios procrean un mono, esto marca el comienzo de una nueva era que, por lo menos, está muchos miles de años adelante. Y estos dinosaurios ven al mono y no saben qué hacer con él. Ni siquiera tienen claro qué darle de comer, cómo jugar ni de qué hablar con él.

Así nos sentimos a menudo hoy, en el papel de padres-dinosaurios, con un bebé mono que es mil veces más inteligente que nosotros. El niño también ve a sus padres y no entiende que es lo que quieren de él. Sus padres no lo entienden y no tienen conexión con su mundo. Están conectados con él sólo económicamente, así que espera que lo alimenten, que le den dinero y que lo dejen en paz.

Después de todo, él quiere entender la vida, como cualquier generación, es decir, satisfacer sus deseos. Y estos deseos no son como los de sus padres. Los padres quieren vestirlo bonito y el joven no piensa en la ropa.

Los padres apreciaron la música clásica y al hijo no le gusta ni entiende cómo pueden escucharla. Toda la cultura de los padres es tan opuesta a la cultura de los hijos, que no hay entendimiento entre ellos.  

Algunos no entienden ni pueden entender a los demás. Sólo coinciden en el terreno del alimento y del dinero —en lo que se refiere a los deseos corporales. Pero incluso en los deseos corporales, hay diferencias entre nosotros: lo que comemos no es lo mismo, el concepto de trabajo, dinero y carrera en el sentido que conocemos, ya no existe para la generación joven.  

Siguen su propia naturaleza y no quieren adaptarse a la naturaleza de sus padres. El hijo piensa que ya que sus padres lo trajeron al mundo, ahora ellos están obligados a mantenerlo —tal vez, incluso toda la vida. Los padres se apuraron para tener un trabajo cuanto antes, para empezar a trabajar y crear una familia. Pero sus hijos no tienen tales pensamientos ni motivaciones; quieren vivir toda su vida en la casa de los padres, en su habitación con su computadora.

Pregunta: Y, ¿qué aconseja usted a los padres en tal situación?

Respuesta: Nada puede hacerse si padres e hijos no alcanzan la misma profundidad. Para hacerlo, necesitan tener un nivel similar de desarrollo interno, que sea común a ambos, un tipo de “denominador común”. Y por ahora, no tenemos ese denominador común; sólo puede ser en el futuro, dependiendo de, hasta dónde la joven generación pueda alcanzar el desarrollo del alma.

En cada persona hay una parte que es eterna, no sujeta al tiempo y no cambia con los años. Si yo, que tengo setenta y mi nieto, que tiene diez años, empezamos a trabajar juntos en nuestra alma, tendremos un lugar en común —eterno y perfecto.

Será muy importante para el niño; de hecho, este asunto está mucho más cerca de la generación moderna que de las anteriores. Y así podremos alcanzar el contacto, la conexión, la comprensión mutua y el apoyo  —una verdadera vida global.

Veo esto en dos de mis hijos, quienes, como yo, están comprometidos en Cabalá. Por lo tanto, no hay malos entendidos entre nosotros, porque ellos sienten que Cabalá habla del significado de la vida, de su propósito y este trabajo, nunca se volverá obsoleto.
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De Kabtv “Una nueva vida” 18/abr/17

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