Una nación representa un solo organismo y tiene que alcanzar el mismo estado de unidad a través de su propio esfuerzo. Al hacer eso, la nación se acerca al Creador. Cada miembro de la sociedad tiene que conocer su papel y a causa de su condición de ser único, y no a pesar de ello, ellos se convierten en una parte del todo, la nación, y por consecuencia del mundo. Sólo entonces una persona realiza su propósito: llega a la equivalencia con el Creador. Un individuo no puede hacerse uno con el Creador a menos que se una con los otros: «Del amor de otros al amor del Creador.»
La nación de Israel puede existir sólo como un ente único que anhela el amor mutuo y el otorgamiento con el propósito de unirse al Creador a través de la equivalencia de forma. Con esto en mente, Abraham creó esta nación a partir de los babilonios, y el amor mutuo era la base de su existencia.
Mientras están en el exilio (opuestos al Creador), fuera de la tierra de Israel (Eretz Israel-el deseo de ser similar al Creador), no hay nación de Israel. Para restaurar la relación con el Creador, las personas regresaron a la Tierra de Israel y formaron un estado, una oportunidad de corregirse y llegar a ser como uno solo.
Por lo tanto, formar el estado de Israel significa el comienzo de la corrección de la nación de Israel y por consecuencia de la humanidad. Juntos, ascenderán al nivel del Creador. Y con respecto a las leyes religiosas, deben permanecer solamente dentro de los aspectos culturales y sociales de nuestra existencia.
Formar un estado ayuda a lograr una responsabilidad a nivel nacional en cuanto a la corrección, primero de la tierra de Israel, y más adelante de toda la humanidad. La humanidad ha evolucionado y ahora está lista para absorber la Cabalá, el método de la revelación del Creador.
Es tiempo de que la nación de Israel regrese de su exilio espiritual e ilumine el camino de la revelación del Creador para las naciones del mundo. Esta es la única manera de recibir apoyo de todas las personas del mundo para construir el estado de Israel.
En caso de que la nación de Israel falle en cumplir la misión que se les asignó, si no son capaces de traer el método de corrección a los pueblos del mundo, entonces su estado será destruido y su pueblo será exiliado otra vez.
Aun cuando el Sionismo no se da cuenta de lo que está en juego, eventualmente debe reconocer la necesidad por la Cabalá y emplear el método de revelación del Creador (La Fuerza Gobernante Superior) como la constitución del estado y del mundo. La misión única de la nación de Israel yace en servir a la humanidad en su camino de corrección y ser «luz para las naciones del mundo» (profeta Isaías).
Más acerca del Rav Kook y su conexión con Baal HaSulam en mi libro Las Dos Grandes Luces (en hebreo).
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